Pepe Gálvez, el nombre de la jornada, le ha demostrado a Chapi Ferrer en un solo partido que había otra manera muy diferente de jugar. Que no hace falta proteger tanto la parcela defensiva y que con hombres creativos en el centro del campo y dos delanteros, la doble BB del Mallorca, Brandon y Bianchi, las ocasiones, y consecuentemente los goles, iban a llegar. El punto de arranque es esperanzador. Es verdad que la victoria ha llegado ante un rival endeble y que por algo es uno de los pocos equipos, junto al Mallorca, que todavía no conoce la victoria lejos de su estadio. Pero equipos iguales o peores han pasado esta temporada por Son Moix y la imagen ha sido muy distinta a la de ayer.
Es muy discutible la decisión de colocar a Gálvez como entrenador interino. O sirve o no sirve. Porque no le ha convertido en mejor técnico el triunfo de ayer ni en peor si hubiera sido una derrota. A Gálvez, como a cualquier otro, hay que concederle tiempo. Pero ya se sabe que en el fútbol es precisamente lo que no hay. El de Calvià sigue en el alambre y es consciente de que, o consigue como mínimo una victoria más en los dos próximos partidos, o Claassen le buscará un sustituto. Así de triste es la situación, así de triste y de injusto es el fútbol a veces.
La sinceridad de Oriol
No es habitual que los futbolistas hablen con la franqueza y claridad con la que lo hizo el lateral izquierdo del Mallorca. Dijo, sin pelos en la lengua, que, o el equipo se refuerza en el mercado de invierno "o estaremos abajo". Más claro agua. Todo un mensaje para el presidente y el director deportivo, a los que señala, sin nombrarlos, como los responsables de no haber confeccionado una plantilla competititva para luchar por el objetivo que tanto se pregonó, el ascenso. Llamó la atención las palabras del futbolista catalán, muy alejadas de los tópicos tan en boga. Los números dan la razón al futbolista. Cuatro victorias en dieciséis jornadas lo dicen todo del potencial de este equipo, condenado a luchar por evitar el descenso. De momento.
Cheryshev
Son varios los responsables del ridículo del Real Madrid por la alineación indebida de Cheryshev ante el Cádiz en la Copa del Rey. El primero, el propio futbolista, que debería haberse acordado que la tarjeta que vio cuando jugaba en el Villarreal le impedía disputar la final de Copa en el caso de que su equipo se hubiera clasificado. Solo por este detalle, no menor, ya debería haber reaccionado. En segundo lugar, Chendo, el delegado, de quien se supone que una de sus funciones es controlar que no se produzcan este tipo de situaciones. Podríamos llegar hasta el director general y hasta el presidente Florentino Pérez. A este, sobre todo, hay que reprocharle su absoluta falta de autocrítica. La culpa es de todos menos del Real Madrid. Así le va. De Piqué, mejor dejarlo correr. Este chico no tiene remedio. Y luego se extraña de que le piten allá donde va.
El ejemplo del Palma Air Europa
Hace ya tiempo que en el Bahía San Agustín se hacen las cosas bien. Sobre todo con sentido común. Hace tres temporadas ya renunció a subir a LEB Oro, lo que se había ganado en la pista, para no poner en riesgo la supervivencia del club. Supieron esperar su momento, y parece que ha llegado. La entidad que preside Guillem Boscana y entrena en la pista Ángel Cepeda encadenó el sábado su séptima victoria, todo un hito en el baloncesto mallorquín. Del primero al último tienen los pies en el suelo. Van partido a partido. Y si se sube a la ACB en la pista y se renuncia, aquí paz y después gloria.
