Si hay un gol que marca el antes y después en el mallorquinismo es el de Carlos Domínguez Domínguez, cariñosamente conocido como ´Carlitos´, el 27 de junio de 1997. Gracias a ese remate, inolvidable para cualquier aficionado bermellón con edad para recordarlo, el club empezó a vivir la mejor etapa de su historia en estos cien años de vida. El delantero andaluz, nacido el 18 de septiembre de 1976 en Mairena de Aljarafe (Sevilla), había llegado cedido por el Sevilla en la temporada 1996/1997. El objetivo era el ascenso, todo lo demás hubiera sido un sonoro fracaso, en un Mallorca que estaba presidido por el doctor Bartolomé Beltrán y que la anterior campaña ya había vivido el trauma, precisamente ante el Rayo Vallecano, de quedarse sin subir en una dramática promoción.

La presión era tan grande que incluso el técnico Víctor Muñoz fue despedido cuando el equipo era líder de Segunda División. Aquel 20 abril el propio Beltrán, que alegó "pérdida de confianza", despidió al entrenador cuando solo quedaban seis jornadas para el final tras empatar 1-1 frente al modesto Ourense. Tomeu Llompart, con Pep Bonet como ayudante, fue el elegido para tomar las riendas. El Mallorca -que acabó con 70 puntos- se quedó a un suspiro del éxito ya que cayó hasta la tercera posición porque el Mérida -72 puntos- y Salamanca -71- le habían adelantado en los últimos partidos. Los fantasmas de la anterior temporada volvieron a aparecer cuando el adversario volvía a ser el mismo, pero esta vez no se podía fallar. Era la tercera promoción en cinco años -la primera la había perdido ante el Albacete bajo la presidencia del desaparecido Miquel Dalmau- y existía temor al fracaso. Sin embargo, los bermellones aguantaron la enorme presión.

El Lluís Sitjar estaba lleno hasta la bandera para el primer partido. El Mallorca venció gracias a un testarazo de Barbero, aunque ese 1-0 se antojaba una renta demasiado corta para el encuentro de vuelta en Vallecas. Llompart apostó por un once que ya forma parte de la historia de la entidad. Kike, Olaizola, Marcelino, Barbero, David, José Manuel (Gálvez, min. 84), ´Chichi´ Soler, Lluís Carreras, Galca (Obiku, min. 54), Stankovic y Carlitos. Y acertó, aunque se sufrió mucho para tocar el cielo. El Rayo, por su parte, alineó a Contreras, Cota (Cortijo, min.61), Ameli (Abdellaoui, min. 33), Muñiz, José María, Alcázar, De Quintana, Castillo (Roberto, min.80), Moreau, Klimowicz y Guilherme. Precisamente Klimowicz, que fue pretendido por los baleares, adelantó a los madrileños en el minuto cuarenta. El mallorquinismo se asustó, hasta que apareció un menudo punta, de apenas 167 centímetros, para convertirse en un gigante. Stankovic, que se había apoyado en Obiku, se internó en la banda izquierda y envió un centro para que Carlitos, con decisión, metiera la pelota dentro de la meta vallecana. Era el minuto cincuenta y cuatro y, aunque Cortijo marcó el 2-1 poco después, el valor doble de los goles fuera de casa posibilitó el ascenso a Primera División. En aquel mágico instante nació el Mallorca moderno, aunque eso es otra historia.