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El equipo

Timon regala a domicilio

El portero alemán se muestra más seguro en los partidos en el Iberostar Estadio que como visitante, en los que ha cometido errores de bulto

Timon saca de portería durante el partido en Son Moix ante el Zaragoza. Guillem Bosch

Si a un equipo le cuesta horrores marcar un gol, lo que jamás debe hacer es regalarlo. Y Timon Wellenreuther lleva más de uno, curiosamente todos ellos lejos del Iberostar Estadio. Es como si la seguridad que suele mostrar ante el mallorquinismo se esfumara en los terrenos de juego ajenos. La monumental cantada del sábado ante el Alavés, que valió para sumar una nueva derrota, es para desquiciarse. Pelegrín cabeceó más allá del punto de penalti y el internacional sub-21 quedó retratado. Dudó en si blocar el balón con las dos manos o despejarla con los puños, y el resultado fue que no hizo ni una cosa ni la otra. Tocó la pelota, pero con la manopla blanda, por lo que se tragó el gol que le dio los tres puntos a los vitorianos y que agudiza la crisis absoluta del Mallorca, en puestos de descenso.

Sus gestos mirando al cielo desesperado no es la primera vez que los hace con el escudo bermellón en su pecho, aunque es mejor que sean los últimos. Porque, por mucho que paradójicamente la defensa sea lo más fiable del equipo de Albert Ferrer, llueve sobre mojado.

En la primera jornada en Alcorcón ya no se entendió con Tobias, Aveldaño y Yuste y se quedó parado para el gozo de Chema Rodríguez, que sentenció aquel encuentro (2-0). Timon tampoco estuvo fino en el Carlos Tartiere en el encuentro de la séptima jornada, justo cuando Ferrer tenía la soga al cuello. El cancerbero germano salió tarde y mal en una acción en la que Toché, que había dejado atrás a los centrales, empató (1-1). No obstante, los errores más groseros se produjeron en Anduva.

La mala noticia para el Mallorca es que esos fallos estuvieron a la altura del de Mendizorroza. A los cinco minutos se quedó a media salida en un saque de falta y Galán, con el permiso de Yuste, cabeceó a placer para marcar el primer gol del Mirandés. El descuido pareció afectar más de la cuenta al teutón porque antes de la media hora otro fallo suyo propició el segundo tanto de los locales. En un balón aparentemente fácil, Timon no lo blocó y Néstor Salinas, que pasaba por allí, encontró el premio. Los bermellones salvaron los muebles gracias a una gran segunda mitad y, al menos empataron (2-2), aunque Timon quedó tocado.

A pesar de sus 19 años, el guardameta, cedido por el Schalke 04 con una opción de compra, ha adquirido cierto carisma entre los aficionados. Quizá será por sus brillantes actuaciones en Son Moix. De hecho, en otras jornadas fue noticia por sus sensacionales intervenciones, como ante la Ponferradina, en la que fue la primera victoria del curso para el Mallorca (1-0) y, sobre todo, ante el Numancia, con paradas de todos los colores.

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