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La Liga

Un primer tercio de descenso

El Mallorca ha estado en nueve de las catorce jornadas en puestos de bajar a Segunda B - El equipo de Ferrer presenta un balance todavía peor a estas alturas que el de Oltra y Karpin

Un primer tercio de descenso

­Solo en la peor de las pesadillas el mallorquinismo hubiera soñado cuando empezó la Liga, en el ya lejano 23 de agosto, que su equipo estaría en puestos de descenso tras el primer tercio de la Liga. En estas catorce jornadas los rojillos solo han sido capaces de ganar tres partidos, han empatado seis y han perdido cinco, un balance desolador y que explica este decepcionante inicio. El Mallorca del Centenario, el mismo en el que sus protagonistas se han marcado como objetivo ascender a Primera División, ocupa la decimonovena posición. Y un dato terrorífico que habla por sí solo: En nueve de estas catorce jornadas los bermellones han ocupado una de las plazas para bajar a Segunda B.

El conjunto entrenado por Albert Ferrer es el peor desde el adiós a la máxima categoría ya que, por mucho que también estuvieran muy discutidos el de Oltra y Karpin, ambos presentaban mejores guarismos a estas alturas de temporada. El actual Mallorca solo tiene quince puntos, mientras que el del año pasado presumía de diecinueve y el de hace dos, dieciocho. Es cierto que la salvación apenas está a un punto, pero la promoción ya está a siete y el ascenso directo a nueve. Hay margen de sobra para reaccionar, es evidente, pero la dinámica no invita al optimismo.

La pasada campaña los isleños ocupaban la úndécima posición en la tabla, con cinco puntos sobre el descenso y a dos de la promoción que marcaba un Betis que, a la postre, se proclamó brillante campeón de Liga. El Mallorca había marcado veintidós tantos, trece más que ahora, aunque también es cierto que había encajado la friolera de veintidós, nueve más que en el presente ejercicio.

En la 2013/2014 los baleares también estaban lejos de su objetivo y, aunque al equipo de Oltra le caían críticas desde todos los lados, estaba incluso mejor que el actual. Estaba tres puntos sobre el descenso y se ubicaba a cuatro del play-off, con diecisiete tantos a favor y veintiséis en contra. La continuidad de Albert Ferrer está en entredicho y tiene dos ejemplos que explican que tiene motivos para temer por su puesto. Tanto el propio Oltra como Karpin acabaron siendo despedidos, aunque sus sustitutos tampoco consiguieron enderezar el rumbo del Mallorca, que acabó respirando aliviado por no descender.

El empate en el Iberostar Estadio ante el Lugo (1-1) no ha ayudado a calmar los ánimos en un inicio de curso con varios episodios. El primero de ellos llega hasta la sexta jornada, justo cuando los de Son Moix tocaron fondo. Cayeron en un esperpéntico encuentro ante el Huesca en Son Moix (0-1). Era la cuarta derrota -Alcorcón, Bilbao Athletic y Nàstic eran las anteriores- y la afición abroncó a los suyos porque la imagen fue bochornosa y el Mallorca se quedaba como merecido colista, con un solo triunfo -Ponferradina- y un empate -Numancia-. Ferrer ya tenía la soga al cuello, pero empezó a respirar a partir de la visita a Oviedo del 4 de octubre. Arrancó un punto del Carlos Tartiere ofreciendo una buena imagen que, además, tuvo continuidad. Empezó una racha que le llevó a estar seis encuentros sin perder, aunque el problema es que con apenas dos victorias -Llagostera y Almería-. Salió de los puestos de descenso, cierto, pero se mantuvo en la parte baja y con una mejoría a cámara lenta. La solvencia defensiva no llegó a tapar la alarmante falta de pegada, que se evidenció hace dos encuentros en Pamplona, justo la derrota que rompió esta dinámica sin perder (2-1).

Ferrer, tras la decepción frente a los gallegos del sábado, sigue al frente, pero necesita un salto decisivo para alejar los fantasmas que ya sobrevuelan Son Bibiloni. Por muchas “buenas sensaciones” que haya, expresión que Chapi ha repetido en más de una ocasión, la realidad tiene mala pinta. Y un tercio de Liga después, el Mallorca no está para jugar con fuego.

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