Habrán oído hablar de que este Mallorca de Ferrer es peor que el de Oltra y Karpin después de las trece primeras jornadas. Y si miran las clasificaciones de las respectivas temporadas es rigurosamente cierto pero, ¿realmente creen que es así? De ninguna manera, al menos para el que escribe. Vamos a comparar con la de solo hace un año para reducir el círculo. Cabrero es un buen portero, pero Timon parece mejor. El apreciado Cendrós no demostró estar a un nivel superior que Company o Campabadal. Y lo de los centrales, incluido el bueno de Bigas, clama al cielo. Tanto Costas como Aveldaño ofrecen más seriedad que Agus, Truyols o Coeff. Y qué les vamos a contar de Gulan o Saborit, ya olvidados, sobre todo si se les compara con Oriol. Yuste sigue siendo Yuste, al igual que Javi Ros, pero Sissoko ofrece más prestaciones que Bustos, Joao o Martí, con 40 años. Y los prometedores Damià y Tià Sastre esperan su momento.
Entonces, ¿qué falla? Pues el ataque, sobre todo. Y eso que Brandon ofrece mucho más que Assulin o Markovic. Arana y Pereira siguen pero en la plantilla no hay ningún Marco para dar ese último pase. Ni ningún Xisco para rematarlo. Y por mucho que Bianchi o Coro lo intenten, el Mallorca está abajo porque no mete goles y le cuesta horrores crear peligro. Así de simple. La sangría defensiva del pasado es historia, pero eso no basta. Ferrer, responsable de lo bueno y lo malo, debe espabilar. El fútbol son goles, aunque eso ya lo sabe.