Bastó ver los minutos previos al partido, en la retransmisión televisiva de ayer en El Sadar, para comprender por qué el Mallorca rompió ayer su racha de seis encuentros sin perder. Las cámaras mostraron los vestuarios de Osasuna y del Mallorca. En los de Martín, calor humano, actividad y tensión. En el de Ferrer, un once relajado ante lo que va a comenzar. La consecuencia lógica de todo ello no fue otra que la salida al campo de un equipo enchufado, el local, que presionó hasta la saciedad a su rival, al que encerró, y al que en apenas doce minutos le endosó dos goles, uno de ellos contando con la fortuna de que el balón rebotó en Oriol e hizo imposible cualquier intento de atajar el gol del ayer titular Cabrero.
Adiós a la racha. Al equipo de Ferrer le tocó remar contra el marcador y estuvo a punto de volver a igualar el partido como hizo contra el Mirandés. Coro, sustituto de un Bianchi que está negado para el gol pese a su lucha, recortó el marcador y él árbitro se negó a ver un penalti cometido sobre Sissoko que hubiera podido suponer el empate a dos, algo que hubiera hecho justicia en ese momento del partido. Podría servir de excusa para explicar la derrota del Mallorca pero los rojillos deben mostrar algo más que buenas sensaciones si aspiran a algo más que a escapar de la zona de descenso a la que ayer volvieron. De esta forma no se logrará el ascenso a la categoría superior, objetivo ina-plazable en el año del centenario del club. Sin ambición desde el minuto 1 no se consigue domeñar a los rivales y el de ayer, Osasuna, estaba al alcance de la mano de cualquier once que le pusiera en aprietos y que tuviera un mínimo de calidad. Los navarros llegaban al partido además con dudas, pero el arranque gripado del Mallorca les facilitó las cosas y les devolvió la autoestima que ha hecho de esta conjunción de veteranos y de canteranos un equipo que está arriba más por cuestiones de orgullo y raza que por su fútbol.
La igualdad y Martí. El único consuelo que les queda a los mallorquinistas es que esta Liga está tan igualada - por mala- que la situación es reversible en pocas jornadas, encadenando tres victorias, aunque cabría preguntarse si con el Chapi Ferrer se va a lograr alguna vez. De hecho, antes del encuentro uno especulaba con que el Mallorca podía quedar a tres puntos del ascenso directo, no de la promoción, si conseguía un triunfo en Pamplona. Así está la categoría.
Viendo al resto de rivales y la reacción del Tenerife de Pep Lluís Martí, que lleva dos victorias en otros tantos partidos, cabría preguntarse si Claassen se equivocó al no incluir en su famoso ´casting´ de técnicos al veterano jugador del Mallorca que con un fútbol poco vistoso, parece que heredero de su convivencia con técnicos como Caparrós, ha revivido a los isleños.
Mala noticia para el Air Europa. La otra noticia negativa de la jornada la protagonizó Mutakabbir, lesionado en el tendón rotuliano, lo que deja al Palma Air Europa sin ningún americano en condiciones de jugar en un momento en el que deportivamente se acaricia el liderato. Se impone un recambio.
Nadal, a disfrutar en el masters. El tenista mallorquín inicia hoy su andadura en el Masters que se disputa en Londres, un torneo que no se le ha dado nunca bien pero en el que juega sin presión alguna, no es el favorito. El previsible ganador es Djokovic, que se paseó en el estreno ganando a Nishikori en poco más de una hora. El manacorí se enfrenta al suizo Wawrinka, su último verdugo en París. Sus ganas de revancha nos auguran un gran partido.
