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Análisis

Un futuro con incógnitas

Sissoko juega el balón.

En todos los órdenes de la vida hay dos maneras de ver las cosas y encarar el futuro. Es la teoría del vaso de agua. Cuando está a medias, unos ven un vaso medio vacío y otros prefieren ver el vaso medio lleno.

El vaso medio lleno. Si nos referimos a lo acontecido en Leganés, los que ven el vaso medio lleno pensarán que el Mallorca de Ferrer ha acabado por fin con la asignatura pendiente de estas últimas temporadas: dejar de ser un equipo vulnerable al que es fácil meterle goles. Ahora eso es historia. Es muy complicado perforar la meta rojilla. Hasta en partidos como el de ayer, en el que los rojillos acaban con un jugador menos por la lesión de Arana después de hacer los tres cambios, los de Ferrer resisten el asedio. Y ya llevan cinco jornadas sin perder. Incluso algunos sacarán pecho y pensarán que de no ser por una gran parada del portero del Leganés a tiro de Javi Ros, podríamos estar hablando de una victoria, tal vez inmerecida pero victoria.

El vaso medio vacío. Los que ven el vaso medio vacío pensarán que este Mallorca de Ferrer es poco ambicioso, que la apuesta inicial de renunciar a un doble pivote para jugar con dos puntas, como Coro y Bianchi, sirvió para poco y que cuando las cosas se complican Ferrer vuelve a la idea inicial. Si incorpora a Brandon, también hace lo propio con Tià Sastre para amarrar el resultado. Pensarán que el Mallorca no tiene argumentos ofensivos, que Bianchi se dedica a luchar como nadie, pero no hace lo que se le pide a un delantero, que es marcar goles, y que al final no puede pasar otra cosa que el equipo acabe pidiendo la hora y congratulándose de que el larguero se interpusiera en la ocasión más clara del Leganés. Y como conclusión final, pensarán que con resultados como los de ayer no se consigue ascender a Primera División, objetivo irrenunciable para un club que este año cumple cien años.

Una ampliación con incógnitas. La semana que ha acabado ha estado protagonizada por el anuncio de ampliación de capital de 20 millones, que situaría al Mallorca como el equipo más rico de la categoría. Al igual que se dice que "el dinero no da la felicidad pero ayuda a obtenerla", aplicado al mundo del fútbol también se podría decir que el dinero no da ascensos, pero también puede facilitarlos mucho porque permite conformar un equipo de garantías. La sombra de la operación está en descubrir quiénes van a participar en esta ampliación, si solo será Claassen, como le corresponde por su condición de poseedor de más del 95% de las acciones, o si detrás de la operación se esconden otros nombres que van a dejar al alemán en segundo plano y estamos ante una venta futura. Si la opción correcta es la segunda, lo que es una gran noticia puede convertirse en el comienzo de una época de incertidumbre hasta que sepamos las intenciones que tendrán los nuevos propietarios de las acciones del club rojillo.

Nadal sigue ahí. La otra noticia de la jornada está en la final jugada por Nadal ante Federer, un duelo clásico que hacía dos años que no se producía y que puso de manifiesto que el mallorquín sigue ahí con un tenis diferente al que le hizo una leyenda, pero que todavía le sirve para alcanzar dos finales y una semifinal en los últimos tres torneos y en una superficie que no es la preferida por el manacorí. Nadal juega un tenis con más riesgos y es capaz de ganarle a cualquiera, con más dificultades que antes, sí, a no ser que se trate de Djokovic que está en otra dimensión. Ayer hubiera podido ganar también a Federer, lo hizo en un set, pero al final el suizo no dejó pasar la oportunidad de llevarse por séptima vez su torneo. Habrá menos grandes triunfos pero todavía hay Nadal para rato.

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