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Análisis

Presupuesto, valor y objetivo

En su momento Utz Claassen votó en contra de llevar a cabo una ampliación de cinco millones y, aliado con Gabriel Cerdá, la redujo a dos. Este pasado verano, sí el del 2015, afirmó hasta la saciedad que con una ampliación de capital tampoco se podía incrementar el límite salarial por no tratarse de un ingreso ordinario. La hemeroteca está al alcance de quienes posean mala memoria. Ahora dice lo contrario. Una tónica habitual en el proceder del dueño del Mallorca que no empaña la agradable sorpresa de que, con hechos y cantidades tan importantes, reconoce implícitamente que se equivocó. Una vez que el mallorquinismo celebre la buena noticia, podremos preguntarnos qué es lo que ha cambiado para que lo que antes era imposible ahora se vaya a hacer realidad. Y no me refiero a las anteriores comparaciones, sino a la súbita disposición de tan importante cantidad de dinero cuyo origen, -proceda de un fondo de inversión, un patrocinador, un banco, un amigo o, sencillamente una venta que haya salido bien- probablemente no sabremos nunca. Tampoco hace falta.

Pero es evidente que se abre un futuro diferente en el horizonte del club. Un porvenir más diáfano que, a la vez, se convierte en reto y exigencia, ya que no es lo mismo pelear con un presupuesto apretado y una capacidad de maniobra entre corsés, que alcanzar una cifra que, o mucho me equivoco, elevaría el presupuesto del club al mayor rango dentro de su categoría. Tampoco obviemos el momento elegido para tamaño anuncio. En el instante más inócuo de la competición, todo indica la probabilidad de un ingreso extra que ha disparado la euforia y el optimismo. El de la afición y, sin duda y también, el de los acreedores del club.

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