Gane, empate o pierda el Mallorca, Albert Ferrer tiene claro que tienen que jugar. Al menos eso está demostrando con sus decisiones jornada tras jornada. Joan Oriol y Héctor Yuste han disputado la totalidad de los 810 minutos del campeonato en un ejemplo claro de la confianza que les profesa el entrenador catalán. Son los intocables del Chapi, al menos hasta el momento, en estas primeras nueve jornadas. Eso sí, curiosamente el lateral izquierdo y el pivote defensivo están apercibidos de sanción este domingo en el encuentro ante el Almería, por lo que una tarjeta amarilla les obligaría a descansar en Butarque frente al Leganés el 1 de noviembre.
Oriol está mejorando su rendimiento a medida que se suceden los encuentros. El ex del Villarreal y Osasuna, entre otros, se está mostrando sólido atrás y con personalidad y descaro a la hora de aportar en ataque. El zaguero, nacido hace 28 años en Cambrils (Tarragona), llegó este verano con la carta de libertad bajo el brazo y ha sido indiscutible desde el primer día. Es cierto que en la plantilla no tiene un recambio natural, aunque Ferrer ya ha utilizado al futbolista del filial Joan Sastre en esa posición en el partido de Copa ante el Huesca y en algunos amistosos de la pretemporada. Además, Biel Company también ha actuado en ese puesto el curso anterior bajo las órdenes de Valeri Karpin.
No obstante, Oriol es uno de los jugadores con peso en la plantilla y que ya sabe lo que es ascender a Primera División cuando jugaba en El Madrigal. El pasado sábado, sin ir más lejos, protagonizó un contraataque con Brandon, en el que cedió la pelota a Sissoko para que recortara distancias ante el Mirandés.
Por su parte, Héctor Yuste fue uno de los fichajes más celebrados del verano. El pasado curso llegó en el mercado invernal y su rendimiento fue óptimo, más allá de las penurias del equipo por salvarse. Por eso el director deportivo, Miquel Àngel Nadal, consideró prioritario contratarle. El mediocentro, de 27 años, es un fijo en las alineaciones de Ferrer, aunque se está mostrando con más altibajos en su juego de lo esperado. Comparte el doble pivote con Sissoko, con el que ya coincidió en el Hércules hace dos cursos, pero el murciano siempre se ubica más retrasado.
Su capacidad de dar equilibrio al equipo es una de sus mayores virtudes, uno de los aspectos que más aprecia el técnico, así como también su sacrificio en las labores de destrucción del juego del rival. El propio Sissoko es su sustituto natural, aunque Ros, Damià Sabater, Tià Sastre o incluso Álex Vallejo, que ya se ha recuperado de una grave lesión, pueden actuar en su puesto.
