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Análisis

La reacción se debe dar en el resultado

Ha habido práctica unanimidad en loar la reacción del Mallorca en Anduva en la segunda parte, propiciada, todo sea dicho, por el pésimo resultado al final del primer periodo. Al término del partido dio para un empate que muchos hubiéramos firmado en el descanso. Pero, pasadas las horas, con la tranquilidad que da el tiempo transcurrido, te das cuenta de que el botín obtenido es muy pobre. En la situación del equipo, todavía en puestos de descenso, un punto es escasa renta.

El equipo ha experimentado una gran mejoría en los últimos partidos con respecto a las primeras jornadas. Es un hecho irrebatible. El equipo demuestra saber a lo que juega y se llega con peligro al área rival. Por algo se empieza. Pero este avance en el juego debe reflejarse en los resultados. El equipo no saldrá de esta hasta que no encadene tres victorias. El mejor ejemplo lo tiene en el Zaragoza. Hace un mes estaba abajo junto al Mallorca. Tres victorias consecutivas y un empate después, el conjunto maño ya está tercero y con intención de no bajar de esta posición.

El equipo debe aprovechar la inercia del buen momento en que se encuentra para empezar a sumar de tres en tres. El Almería parece un rival propicio para sumar la primera victoria de las muchas que tienen que llegar para mirar definitivamente hacia arriba. Ferrer dijo en la previa del Mirandés que ahora se ve capaz de ganar a cualquiera. Las palabras se tienen que demostrar con hechos.

Tras dos meses de competición, el equipo empieza a carburar, muy lentamente. Errores de Timon al margen -otras veces ha sido el salvador-, Ferrer parece que cuenta con mimbres para hacer un buen cesto. La defensa, con algún que otro borrón, aguanta el tipo. Los laterales son ofensivos y el centro del campo se ha destapado como goleador, con Ros y Sissoko en un papel que en principio no les corresponde. Brandon, lesionado el último mes, es el jugador llamado a marcar las diferencias, toda una paradoja después de quince fichajes. Su presencia en el equipo es incuestionable, lo que obliga a Ferrer a prescindir de alguno de los que en teoría se consideran intocables. La asignatura pendiente sigue siendo el gol. Seis en nueve partidos son muy pocos para salir del atolladero. Y ahí Bianchi tiene toda la responsabilidad. De sus goles depende la esperada reacción.

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