Pereira entró tras el descanso para sustituir a Company. Y el francés no dejó en mal lugar a su entrenador porque su entrada supuso un revulsivo para el Mallorca, que cambió como de la noche al día en la segunda parte. Como dolido por su suplencia, Pereira entró enchufado al encuentro. Pedía la pelota continuamente y, cuando se hacía con ella, encaraba al defensa rival. Sigue teniendo el punto de mira desviado cuando dispara a puerta, como cuando lo intentó a los seis minutos de entrar al campo. Pero sí estuvo atinado en el magnífico balón que puso en la cabeza de Ros a los veinte minutos de este segundo periodo que supuso el empate a dos goles. Pereira empezó la temporada de titular, perdió su sitio y ayer hizo méritos para recuperarlo o, por lo menos, para hacer dudar a su entrenador.
La cara