El Mallorca está en el camino de dar definitivamente la vuelta a la tortilla. El punto obtenido ayer en Anduva es poco botín visto lo visto y por la delicada situación en que se encuentra el equipo. Pero como la Segunda es una competición de largo recorrido, se atisba un punto de luz al final del túnel. Este Mallorca es muy diferente al que perdió en Alcorcón, empató contra el Numancia o cayó en Tarragona, por no seguir. Ferrer parece haber dado con la tecla. Por lo menos, ahora, a diferencia de hace pocas semanas, se sabe a lo que juega el equipo. Y por esta razón las ocasiones de gol llegan, ayer como nunca antes esta temporada.
Lástima que el fútbol se rija por imponderables. Y seguro que en el guión de nadie figuraba los clamorosos errores de Timon que convirtieron en imposible el triunfo rojillo, ayer de nuevo de blanco.
El partido de ayer sirvió para extraer algunas conclusiones: Brandon es una pieza clave en este equipo, por su entrega pero, sobre todo, por su calidad; Pereira hizo méritos para que Ferrer se lo tenga que pensar a la hora de dejarle en el banquillo; Sissoko, sin hacer ruido, se está convirtiendo en una pieza clave en el centro del campo, y Bianchi está gafado con el gol. Tiene muchas virtudes, pero a un delantero se le pide que la enchufe. Habrá que seguir dándole tiempo. Como al equipo.
