Visto el partido, si de un combate de boxeo se tratara, el Mallorca se hubiera impuesto a los puntos al Oviedo. Fue mejor, sobre todo la primera media hora, sin duda la mejor del equipo en lo que se lleva de temporada. El problema es que el equipo solo juega media hora, como en Tarragona y como en San Mamés. Después menguan las fuerzas y cualquier rival trata de tú a tú al Mallorca o, simplemente, le supera. La clasificación habla por sí sola.
El punto obtenido ayer no ha servido para que el equipo abandone la posición de colista, pero sí para que Ferrer sobreviva, al menos, una semana más. El catalán sigue pendiendo de un hilo, y, como ayer, ante la Llagostera el próximo domingo se vuelve a jugar el puesto. Un empate le bastó ayer para seguir aferrado al banquillo, resultado que no le servirá ante el conjunto gironí. El Mallorca está obligado a ganar y a ofrecer una buena imagen ante un rival que sobre el papel es inferior.
El partido del Tartiere sirve para sacar algunas conclusiones: Moutinho debe ser titular indiscutible en este equipo, Company no es peor que Campabadal en el lateral derecho y este, a su vez, no es inferior al sobrevalorado Pereira. Costas crece a pasos agigantados y Sissoko se está ganando jugar por méritos propios. Como colista, la palabra ascenso debe quedar desterrada. Hasta nueva ocasión.
