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Análisis

Renacido de sus cenizas

Benito Floro se mostraba partidario de una Liga cerrada, sin descensos. Probablemente sería más aburrida, pero habría evitado la caída a los infiernos de históricos como el Oviedo, nada menos que treinta y ocho temporadas en Primera división y treinta y tres en Segunda. El Mundial 82 propició el abandono del viejo Carlos Tartiere, sustituido por un estadio moderno y cómodo con capacidad para más de treinta mil espectadores que configuran una de las aficiones más fieles y entregadas del orbe futbolístico español.

Capitalizado por su nuevo dueño, el multimillonario Carlos Slim a través de una de sus sociedades, mantiene un límite salarial parecido al del Mallorca que ha invertido en refuerzos adaptados a la categoría, como Héctor Verdés, central procedente del Alcorcón y un especialista a balón parado, además de veteranos como Peña, del Valladolid, o Toché, del Deportivo. Sin embargo, Sergio Egea, un argentino que lleva once años en España sin haberse sentado nunca en un banquillo de Primera, viene confiando en el bloque con el que logró ascender el pasado mes de junio a costa del Cádiz. Lo cierto es que se esperaba algo más de este recién ascendido, el último que le queda al Mallorca al que enfrentarse, que ya conoce triunfos, empates y derrotas a partes iguales.

El Mallorca, ya saben, pendiente de Brandon, que se cayó de la lista, tan joven y ya tan necesario según lo visto hasta el momento. Otro apunte sobre el que meditar.

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