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Análisis

Un mal síntoma

Le disgusta enormemente a Claassen tener que hablar con los jugadores. Para él, eso es síntoma de que las cosas no van bien y que el equipo se le está yendo de las manos al entrenador de turno. El presidente alemán considera que es el técnico el que debe resolver los problemas del equipo. Él está para otras cosas.

Como ya hiciera en la breve etapa de Miquel Soler en el banquillo, ayer volvió a reunirse con los capitanes para 'explorar' dónde pueden estar los males del equipo. Después lo hizo con Chapi y Nadal. Ha trascendido poco de la reunión, pero por muy buenas que hayan podido ser las palabras del máximo mandatario hacia el entrenador, Ferrer sabe mejor que nadie que en Oviedo se juega su último cartucho. El técnico pide tiempo porque, dice, está convencido de que el equipo luchará por meterse entre los seis primeros. Precisamente tiempo es lo que no hay si el objetivo es realmente el ascenso.

El equipo da más o menos la talla en defensa, sobre todo si se compara con temporadas anteriores, en las que se contabilizaban cifras escandalosas de goles, pero ofensivamente es nulo. No solo no marca sino que apenas crea ocasiones de gol. Ni siquiera al Huesca. El problema lo debe resolver el técnico con los jugadores. Dispone de esta semana. Y solo de esta. El tiempo y la paciencia se le acaban a Claassen.

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