El Mallorca afronta en la sexta jornada su primera final. Mal síntoma. Lo hace con la urgencia de conseguir la segunda victoria de la temporada para no quedarse anclado en la zona de descenso. Y el técnico Chapi Ferrer lo hará con prácticamente toda la plantilla disponible a excepción de Brandon Thomas y la ya habitual de Vallejo, que se recupera de su grave lesión producida la pasada temporada.

El canterano, una de las pocas noticias positivas de este comienzo de temporada, que ya se perdió el partido del pasado domingo ante el Nàstic, todavía no se ha recuperado del esguince de rodilla que le impidió jugar en Tarragona. Salvo sorpresa de última hora, volverá a causar baja mañana ante el Huesca ya que sigue con molestias cuando golpea el balón. Ferrer no es partidario de arriesgar y, además, quedó satisfecho del rendimiento de la dupla atacante formada por Bianchi y Acuña, pese a que se quedó en blanco ante el conjunto catalán.

El rival es otro recién ascendido a la categoría de plata, el Huesca, uno de los dos equipos que figuran por debajo del Mallorca en la clasificación. A priori resulta un rival propicio para sumar los tres puntos y acabar con la sequía goleadora que aqueja al equipo. Pero el precedente no es muy halagüeño. El conjunto aragonés eliminó el pasado día 9 al equipo de Ferrer de la Copa del Rey. Aunque los entrenadores de ambos equipos alinearon a un gran número de jugadores no habituales, el Huesca ofreció una muy buena impresión. Sin embargo, en la Liga no levanta cabeza. Tras la derrota ante el Elche en la última jornada (1-3), el técnico Tevenet cargó contra sus jugadores y les convino a cambiar de actitud en el Iberostar Estadio.

La urgencia con la que llega el Huesca es el mayor peligro de este modesto equipo. En cualquier caso, no servirá de excusa para un Mallorca que debe no solo ganar sino también convencer a una afición cada vez más desanimada por la falta de resultados. El equipo de Ferrer necesita los puntos de forma imperiosa y encadenar una racha de buenos resultados que le catapulten en la clasificación. El calendario es propicio porque al Huesca le seguirá el Oviedo, otro equipo recién ascendido, y a la semana siguiente será el colista Llagostera el que visite Son Moix.

Una derrota o incluso un empate dejaría muy cuestionado al técnico catalán, que es víctima de la desmesurada ambición del club, que desde el primer momento se ha marcado el objetivo del ascenso y ve cómo, con el transcurso de las jornadas, este está cada vez más lejos. Todo lo bueno que se vio en Tarragona debe plasmarse mañana en un partido que no admite medias tintas. Hay que ganarlo como sea para no enterrar el sueño del ascenso a las priemeras de cambio.