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Análisis

Lean y comparen

Primera providencia: si queremos una grada de fondo para aumentar el aforo, primero llenemos el actual que no se cubre ni inflando las cifras de asistencia de espectadores. Si la intención es que el portero visitante sienta el aliento del público en su cogote y presionar al árbitro de turno, entonces apostamos todo a media parte o ponemos dos tribunas retráctiles en lugar de una sola.

Segunda reiteración (con perdón): No atisbo el beneficio para el Mallorca de un convenio con un club deportivo guineano. Coincido con Engonga, que algo sabe de por allí, en que el nivel del fútbol de Guinea equivale al de un equipo medio de la Segunda B española. La mayor parte de los países africanos están por encima y se ha ido a negociar con uno de los peores. ¿Por qué?

Tercera reflexión: ayer quedó vista para sentencia la demenda presentada por el directivo más rechazado de la historia de un club centenario, Gabriel Cerdá, contra Serra Ferrer por un pacto de sindicación que nunca se debió firmar. Omitiré cualquier valoración en aras de mi desconocimiento supino sobre cuestiones jurídicas. Como observador ajeno me basta con contemplar los banquillos. En el del demandante, Claassen, Blum, Barrios y Durán; en el del demandado, Alemany, Cladera, Coca y Carbonell. Total, cero a cuatro. Y si no, lean y comparen.

La hemeroteca de Diario de Mallorca nos recuerda que, según el expresidente, Blum no servía ni para gerente de una tienda de bicicletas de alquiler. Entre las "perlas" de Claassen, que "jamás me volveré a sentar con Cerdá". Dios los cría y ellos se juntan, dice el refrán.

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