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El equipo

Bianchi promete

El delantero causa una gran impresión en su debut como mallorquinista por su entrega, marca a los tres minutos y mancha su actuación al ser expulsado

Rolando Bianchi celebra el gol marcado ayer en San Mamés. LOF

Rolando Bianchi ya estaba celebrando un gol a los tres minutos y cuarenta y seis segundos de su debut con la camiseta del Mallorca. No sirvió para sumar los tres puntos en San Mamés, pero sí para dejar claro que el delantero no ha venido de vacaciones a la isla. Ni mucho menos. Solo su expulsión, a seis minutos del final, manchó un prometedor estreno que no podrá tener continuidad en la próxima jornada ante el líder Numancia, pero sí quizá el jueves en la eliminatoria de Copa del Rey ante el Huesca en el Iberostar Estadio.

Ferrer le alineó como titular en la primera ocasión en la que le tuvo como disponible, ya que en la anterior jornada frente a la Ponferradina se vio relegado a la grada porque el club no había recibido el transfer internacional. Y no se equivocó. Es de los que que juega bien de espaldas, toca el balón con criterio y ofrece una salida de balón a los compañeros. Precisamente con uno de ellos, Brandon Thomas, demostró que se entiende bien. El canterano le facilitó el trabajo y le sirvió en bandeja su primer tanto en la Liga Adelante. Presionó al lateral Iriondo hasta que le robó el balón y se lo cedió a Bianchi, que remató a puerta a placer. El transalpino agradeció al mallorquín ese esfuerzo, que puede ser el primero de muchos de una sociedad que puede ser letal. En la primera mitad recibió un fuerte golpe que hizo temer lo peor porque cojeó ostensiblemente durante varios minutos, pero ni siquiera miró al banquillo para pedir el cambio. Se moría de ganas por jugar.

Era difícil ver al ex del Bologna parado, aunque sus 32 años ya le han enseñado cuándo no debe hacer carreras inútiles. Pero siempre estaba ahí, para apoyar a Pereira y Arana en las bandas o a Javi Ros y Brandon. En el minuto cuarenta y uno volvió a mirar la portería de Remiro. Oriol colgó un buen centro, Pereira cabeceó y la volea se fue fuera por poco después de que rozara en un rival. No obstante, el árbitro pitó saque de puerta.

En la reanudación estorbó un remate de Coro que iba directo al fondo de la portería del Bilbao Athletic. Ni uno ni otro se lo podían creer. Sin embargo, todos los ojos se clavaron en él cuando vio la segunda amarilla que le obligó a irse a la ducha en el minuto ochenta y cuatro para desesperación de Chapi. Pero, más allá de lo sucedido ayer, Bianchi demostró que puede ser muy importante para los bermellones. Y eso que viene de un periodo largo sin ser protegonista. Quizá por eso un ariete de su currículum ha podido recalar en un equipo de Segunda. Se estancó cuando recaló en el Bologna en el verano de 2013 al completar un curso en el que solo anotó tres goles. Las cosas no le fueron mejor en la siguiente campaña. Se marchó cedido al Atalanta y dejó su contador a cero en una temporada en la que apenas jugó 600 minutos.

No obstante, su mejor época coincidió con los cinco años en los que vistió la camiseta del Torino, dos de ellos en la Serie A italiana (Primera División) y tres en la Serie B. Su mejor registro goleador lo alcanzó en la campaña 2009/10, cuando materializó 26 dianas.

Bianchi cumple algunos de los requisitos que el club valora en un refuerzo: experiencia en Primera después de haber jugado siete temporadas en la máxima categoría del fútbol italiano; un perfil internacional -jugó un curso en el Manchester City-; y un ascenso -el que logró con el Torino en el curso 2011/12-. La dirección deportiva llevaba tiempo buscando un delantero con el que apuntalar la parcela ofensiva y Bianchi fue siempre la prioridad. El pasado invierno ya estaba en la agenda, pero el Mallorca se decantó por Xisco Jiménez. No obstante, esta temporada será otra historia. Seguro.

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