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Análisis

El primero de tres

No, no preguntaremos si a Bianchi lo ha buscado Nadal, la señora de la limpieza o se lo ha impuesto Claassen. Estamos dispuestos a aceptar que es el delantero centro que reclamábamos, aún sin valorar su errática trayectoria de los dos últimos años. Sí, el Torino le pagó siete millones por él al Manchester City y al cabo de cinco años se lo regaló al Bolonia que, a su vez, lo cedió al Atalanta, de donde regresó a su origen con un bagaje de un gol en venticuatro partidos.

Viene al Mallorca con la carta de libertad, condición 'sine qua non' impuesta por la economía. Viene a cambiar la apuesta por Acuña de hace muy pocos días porque, tras lo visto el sábado en Alcorcón, el horno todavía está para bollos.

El pato lo pagará Cedric que, de haberlo sabido, podría haber aceptado la oferta que tuvo del filial del Valencia, sí, ese que empató en Lloseta el pasado domingo.

Hablando de pagar y de aves, ya dijimos aquí que Joselu entraría en la criba. En febrero su incorporación fue grandiosa y su colaboración en la ¿reacción? del equipo sencillamente trascedental, junto a Xisco y Yuste. Eso dijeron. Seis meses después no sirve. Al andaluz no le gustan los kebabs.

No se tomen el historial reciente de Bianchi a modo de predicción. Aquí todo el mundo es inocente hasta que no se pruebe lo contrario y a veces aunque alguno no lo demuestre. Tiene mejor cartel que la mayoría de los refuerzos llegados hasta ayer. Habrá que verlo en el campo, si es que su estado lo permite. El del campo, digo. Pero esa es otra. Si pedíamos tres jugadores más, aquí está el primero. Faltan dos. Igual incluso tres o cuatro, pero nos adaptaremos a la tesorería y las circunstancias. Sin acritud, ni ánimo de polémica. En son de paz.

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