Bueno puestos a sobrar, igual habría que colocar a más de uno en la rampa de salida. No lo digo yo, que podría, sino el propio Ferrer al afirmar que no quiere a más de veintitrés jugadores en el primer equipo y si las cuentas no me fallan son once los que pecan por exceso en relación a los treinta y cuatro que ha probado. Eso sin considerar la posibilidad de que todavía surja alguna cara nueva porque dicen que ninguno de los delanteros en nómina cumple las condiciones del tipo de delantero centro que quisiera el entrenador. En cierto modo un contrasentido ya que los goleadores se pagan y en ese puesto si que no se encuentran gangas. El gol se paga y salvo que Claassen esté por la labor, no sé yo.
El excedente de cupo, en este caso de extranjeros, le ha tocado a uno de los brasileños. Alguien se despistó a la hora de ficharlos sin pensar que en Segunda División no se pueden inscribir más de dos futbolistas no comunitarios. Se admiten apuestas acerca de cuál de ellos terminará con ficha del Mallorca B o cedido no se sabe a quién. Al Lugo, no.
Hablando del club gallego, en el que el bueno de Miguel Gandía presta sus servicios junto a Luis Milla tras salir del Mallorca con Pep Alomar, al quien quiere es a Cendrós. El mallorquín exige treinta mil euros netos para renunciar al año de contrato que le ata a Son Moix. Si se queda tendrán que pagarle ciento veinte mil brutos. Las cosas del palacio bermellón no es que vayan despacio, es que no hay quien las entienda. Tienen la habilidad de montar un culebrón a partir de un guión que no resiste tres líneas. Pero, si nos atenemos a las razones de nuestro primer párrafo, todavía están sin escribir las operetas de Agus, Truyols y ya veremos si Fofo. Todos ellos en el filo de la navaja a ocho días de la primera cita, el sábado en Santo Domingo contra el Alcorcón.
