Queda lejos la figura del entrenador solitario que dirigía la preparación física, explicaba la teoría, practicaba la técnica y la estrategia sin contar con más ayuda que la del fisioterapeuta, entonces llamado masajista, y el encargado del material.
José Luis Saso, a la sazón entrenador del Real Mallorca, fue pionero en la idea de incorporar a titulados del INEM y lo hizo con un ilustre; un incipiente Manolo Delgado Meco que llegó a triunfar en el Athletic y en la Selección. Él y, si no recuerdo mal, Ángel Vilda, fueron precursores de los llamados "profes" quienes, a su vez, precedieron a los ayudantes o "segundos" y a los ahora imprescindibles, entrenadores de porteros.
Cuentan que el Chapi Ferrer
lideró en Córdoba un cuerpo técnico integrado por ocho profesionales, aunque no sé si incluido el médico y sus asistentes. Ahora mismo en el Mallorca ya son cuatro sus colaboradores. Empezando por Marc Huguet, seguido de Pep Gálvez, Alfonso Pérez y Miki Garro.
Su libro de estilo señala, a juzgar por las primeras decisiones, la necesidad de cerrar puertas, incluso a los medios de comunicación, para evitar seguramente distracciones inoportunas. Concesiones, pocas.
También dicen que no es hombre de distancias cortas. A Cúper tampoco le gustaba familiarizar con los jugadores. Realmente hablaba poco con ellos, sirviéndose de Eduardo Basigalup para mantener un contacto fluido. Posiblemente se encarguen de ello el segundo y tercer técnico.
Bueno, todo este mundo ha evolucionado enormemente. Y ha encarecido el presupuesto de los clubs también. A mayor profesionalización, más gasto. O inversión, según lo entienda quien pone el dinero.
Sin embargo, el juez que determina la validez del trabajo es el de siempre. La dictadura del resultado permanece inamovible jornada tras jornada. Contra el marcador se rompen o consolidan todos los métodos.
