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Análisis

Diana para la mitad del ejército

El Mallorca no es una excepción. Desde hace unos pocos años y en mayor o menor medida, bastantes equipos comienzan su preparación de pretemporada sin completar sus plantillas. Así que cuando comienzan los electrocardiogramas y los pinchazos para los análisis sanguíneos, algunos de esos estudios carecen de sentido.

Pau Cendrós no es un hombre de litigios. Su representante tampoco. Las formas hubieran podido ser diferentes, pero tomará las de Villadiego a surcar otros mares, sin mayores contratiempos. Por su parte, Albert Riera eligió la peor manera de poner punto final a su relación con el Mallorca y él dirá si también a su carrera profesional. Reveló lo que en su momento era un secreto a voces, la mala relación del vestuario con Miquel Soler, pero lo hizo sin estilo y con menos clase de la que atesoró como futbolista en activo.

Del resto se sabe poco. Era previsible que no hubiera colas para hacerse con los servicios de aquellos con los que no cuenta el Chapi Ferrer porque tampoco hicieron méritos para llamar la atención de ningún observador. Pero en todas partes cuecen habas y hasta el Betis tiene el mismo problema, aunque quizás con un mercado más ávido de sus descartes.

Luego está el recurso de las canteras. Las buenas -Real Madrid, Barça o Athletic- son caras. Generalmente los clubs miran a sus polluelos en aras de abaratar presupuestos. Es un error porque, al poco tiempo, si los chavales despuntan, se encarecen de inmediato. Lo aconsejable es actuar con criterios estrictamente deportivos, no económicos, ya que en este caso la calidad no sale de la cantidad.

El curso aún no ha empezado. Estamos en periodo de matrículas antes del chupinazo, el 22-23 de agosto de acuerdo con el fallo del CSD que determina una pírrica victoria de Villar o de la Federación, sobre la LFP o Tebas. Entonces ya sabremos con qué y con quién arrancamos.

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