Albert Chapi Ferrer, nuevo entrenador del Real Mallorca, llega a la entidad isleña en el año de su Centenario con la obligación de luchar por el ansiado ascenso a Primera. La presión se la puso él mismo en el día de su presentación al declarar que la Primera División ha de ser el único objetivo del club.
Para ello tendrá que aplicar a rajatabla su manual, su concepto futbolístico, que ha puesto en práctica en su corta experiencia en los banquillos, primero en el Vitesse holandés y después en el Córdoba, con el que consiguió el ascenso a la máxima categoría después de 42 años.
Ferrer, uno de los integrantes del famoso ´dream team´ liderado desde el banquillo por Joahn Cruyff, y como buen defensa que fue -vistió la camiseta de la selección en 39 ocasiones-, construye sus equipos desde la línea de cobertura. Quiere que crezcan desde la defensa para dar sentido al juego. Para ello sería de vital importancia la continuidad de Pedro Bigas, uno de los pocos que esta temporada se han salvado de la quema. En cualquier caso, siga o no el central mallorquín, lo cierto es que el equipo necesita reforzar la defensa para frenar la sangría de goles que se encaja desde hace ya varias temporadas.
En los quince partidos que dirigió al Córdoba la pasada temporada, que culminaron con el ascenso a Primera, Chapi llegó con la idea de que su equipo fuera protagonista a través del balón. Lo intentó en las primeras jornadas al frente del equipo, pero rápidamente desistió de la idea al ver que los resultados no llegaban. Se decidió por un fútbol más práctico, directo. Debutó con un empate sin goles en El Nuevo Arcángel frente al Jaén. Fue la evidencia de lo que le esperaba al equipo, enfrentarse a rivales encerrados atrás y que dejaban muy poco espacio para practicar el fútbol que deseaba el técnico catalán. El equipo se atragantó ante su público como lo refleja que solo sumó dos victorias, 3-1 al Alcorcón y 2-0 al Real Madrid Castilla.
Con la idea de que el equipo sea el que controle el tempo del partido con el balón en los pies llega Ferrer al Mallorca, pero es consciente de que podrá aplicar esta idea si dispone de los futbolistas adecuados para ello. Deberá contar con un defensa que tenga buena salida de balón, un pivote defensivo que ´la toque´ y laterales muy ofensivos. Esa es su filosofía.
Y en la delantera, puntas que presionen continuamente a la defensa rival. Por eso no tenía sitio Xisco Jiménez en el Córdoba. El delantero mallorquín, considerado un finalizador, es poco dado a sacrificarse, y fue por ello que Arturo, el sobrino del escritor Pérez Reverte, era el preferido por el nuevo técnico mallorquinista.
Si en Son Moix el equipo intentará ser el dueño del balón, en los desplazamientos posiblemente juegue a la contra, bien asentado en la cobertura. Todo ello con una máxima, la que expuso en su presentación: correr los noventa minutos y máxima implicación.
