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Análisis

El papelón de Soler

Las confesiones de media tarde y a medianoche no surtieron el menor efecto, así que Claassen se estrenó ayer con un discurso, acompañado por su esposa y a su vez accionista, para llegar al corazón de la plantilla. De la primera, claro porque a Olaizola y sus muchachos, cuyo trance es bastante peor, nadie les dirige la palabra. Que se apañen solitos. También es verdad que mejor solos que mal acompañados. Al referirse a la vergüenza de un hipotético descenso nos quedamos con la duda de si es la que sufrirían los jugadores, la que debería sentir él o los que ya hace tiempo que, aunque ajena, la venimos arrastrando, afición incluida. O, en último término, la de Miquel Soler, obligado a esperar sobre el césped de Son Bibiloni treinta y siete minutos para comenzar el entrenamiento de ayer mediante sutil sugerencia, ¿o prohibición?, de no pisar el vestuario durante la arenga. En fin, el papelito del 'Nanu' supera al que fue sometido José Luis Oltra, cuando dirigió una sesión con la carta de despido en la mano. Será que el propio dueño y señor ha decidido no perder ni un minuto más con el jefe de sus huestes. Eso se lo deja a Miquel Àngel Nadal, que para eso le fichó. Es un suponer.

No se entiende que el ojo del amo dejara de engordar el caballo con sus repetidas ausencias en Lugo, Alcorcón y Gijón, para descolgarse después exorcizando a las masas. Los más jóvenes, por ejemplo Marco Asensio, pensará que estas cosas no se las había contado nadie, pero los más veteranos, caso Martí habrán tenido la oportunidad de vivir para ver antes de su retirada. No será la última. Espero que en Segunda, pero habrá más. Si Mallorca, la Isla, ha sido vendida y revendida cientos de veces a ciudadanos europeos de distinta y variada procedencia, el Mallorca no constituirá ninguna excepción. Lo peor son las transiciones, esos períodos entre ida y vuelta que representan un elevado coste mientras el tiempo pone a cada cual en su sitio. Ahora toca contemplar y sufrir, pero nunca callar.

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