Prohibido fallar. Es el único mensaje que la plantilla del Mallorca ha memorizado esta semana de cara al partido de esta noche (20:00 horas) en Son Moix. El Tenerife, rival directo y que está empatado con los rojillos en la clasificación, no puede puntuar en el Iberostar Estadi; de hacerlo, el equipo de Miquel Soler daría un paso hacia atrás en su objetivo: salvar la categoría. Y hoy toca uno de los equipos considerados más fáciles de los que quedan hasta final de Liga.

Muy lejos quedan los días en que el Mallorca tenía aspiraciones de meterse en la promoción de ascenso. Hoy, el único objetivo pasa por mantener la categoría. Es lo único a lo que aspira un equipo sumido en la depresión del mal juego y de los resultados. Es una pescadilla que se muerde la cola, un bucle del que los jugadores no han sabido escapar en los ya siete meses largos de temporada. A cada partido sin victoria -y empatar se considera casi una derrota a estas alturas-, la línea roja, la que marca el descenso (ahora a seis puntos), está cada vez más cerca.

Por esa razón el duelo ante el Tenerife es más que un partido. De fallar es casi la muerte deportiva para el club que preside -y del que es dueño- el alemán Utz Claassen. El teutón se juega perder mucho dinero y credibilidad si el equipo no avanza en la clasificación. Igual que los jugadores, estancados desde hace meses en un discreto rol de plantilla asequible para cualquier futbolista que sea capaz de echarse unas carreras y sudar por el esfuerzo, además de saber pegarle a la pelota, evidentemente.

Tal es la importancia del encuentro que Miquel Soler ha revuelto nuevamente su convocatoria. Como si de un cóctel se tratara, ha agitado el papelito con la lista y dos defensas han salido damnificados del mal partido en Alcorcón: Kasim y Saborit. Tienen asiento reservado en la grada del Iberostar Estadi.

Junto a ellos estarán unos cuantos clásicos de la tribuna a lo largo de esta temporada, como Assulin, Markovic o Martí. Y Truyols, que aún está sancionado.

Miquel Soler también intentará revolucionar su once titular. Es casi seguro -salvo sorpresa mayúscula- que el técnico volverá al sistema 4-4-2 y que apostará de nuevo por una táctica más ofensiva, buscando tener el balón y mandar sobre el verde. Es decir, dar un giro de 180 grados a lo visto en Alcorcón.

Con Cabrero indiscutible, Bigas -que no está al cien por cien- y Agus serían los centrales con Gulan -más por deméritos de Saborit que por méritos propios- en el lateral zurdo y Company, que le ha comido el terreno táctico a Cendrós, el diestro. Joao y Yuste formarían el eje del mediocampo y el 'sorteo' se dilucidará en la mediapunta: Joselu, Marco, Pereira y Arana para tres plazas. Y arriba, Xisco Jiménez.

Enfrente estará el Tenerife, tan irregular como el Mallorca y que con Agné en el banquillo ha mejorado en el plano defensivo. El técnico catalán ha dejado en casa al veterano Cristo Martín y viaja con varios canteranos por las dudas sobre el estado físico del uruguayo Diego Ifrán.