Xisco Jiménez está muy cómodo con la camiseta del Mallorca, tanto que está empezando a justificar su fichaje a base de auténticos golazos. Para eso se le fichó, cierto, pero el delantero de Santa Ponça está demostrando que regresó a la isla comprometido. Porque de lo contrario sería muy complicado cuajar dos buenas actuaciones, como las de los dos últimos encuentros, en los que se ha mostrado decisivo para que los bermellones sumaran los seis puntos. Apenas acumula 424 minutos repartidos en cinco choques, pero estos tres tantos ilusionan. Ayer firmó un soberbio gol que dio mucho aire a los suyos. Joselu, con el que se entiende a la perfección -coincidieron hace dos temporadas en el Córdoba- le asistió para que soltara un sensacional zurdazo que hizo imposible la estirada del meta Suárez. Una maravilla que no está al alcance de muchos, y menos en el vestuario de Son Bibiloni.

Ya en la anterior jornada se erigió en el gran protagonista al marcar dos preciosos goles frente a Osasuna. De hecho, habría problemas para elegir cuál es el más bonito. En el primero controló y disparó en dos toques para adelantar a los baleares, mientras que en el segundo su disparo con rosca encontró el camino perfecto para acabar en el fondo de la red. Xisco, no obstante, no solo está aportando la efectividad y pegada que ya reclamaba Karpin. Está dando otro aire al ataque, aprovechando sus cualidades. Sabe asociarse, combina con criterio y se mueve con solvencia dentro del área. El cedido por el Córdoba, con el que ascendió a Primera la pasada campaña y en el que se erigió en su 'pichichi', con diez tantos, llegó para marcar la diferencia.

Formado en el Platges de Calvià y con pasado en el juvenil del Atlético Baleares, vio con buenos ojos la posibilidad de encontrar los minutos que le negaban en el Nuevo Arcángel, aunque fuera en la Liga Adelante. Y con la mirada de sus familiares y amigos de toda la vida, está cumpliendo con creces con las expectativas. A eso se le llama aprovechar las oportunidades.