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Análisis

Un apunte y un debate

Hoy empezaremos por la posdata: a Cristiano Ronaldo sólo dos partidos de suspensión por pegar un puñetazo y una patada a un contrario, ninguno a Arda Turan por tirarle una bota a un asistente y esta semana le metieron cuatro a Iván Ramis -al final se ha quedado en uno- por un leve empujón recíproco. Si después de esto queda un solo aficionado que crea que el fútbol español no está manipulado es que está ciego o es un romántico. Ahora que venga Tebas a luchar contra el amaño o, mejor dicho, el apaño.

Vamos a lo nuestro. El debate de la semana se ha centrado en si Marco Asensio tiene que ser titular o no mañana en el Miniestadi. Las opiniones se han dividido entre quienes defienden que el mejor jugador de una plantilla siempre tiene que ser alineado y aquellos que son partidarios de no tocar lo que funciona y, según ellos, lo del pasado sábado ante Osasuna funcionó.

También intervienen técnicos o sencillamente aficionados para trasladar la discusión al terreno del dibujo táctico. Que si hay que que mantener el 4-4-2 e introducir a la perla con un calzador o hay que volver al 4-2-3-1 y, por añadidura, a quién sacrificamos.

En efecto, caben todas las teorías. Ya decía Héctor Cúper que cualquier sistema que te haga ganar es bueno y, si pierdes, no sirve nada de lo que has planteado. Una obviedad, por otra parte.

El jugador cedido por el Real Madrid, club que le impidió asistir personalmente a recoger un premio concedido por el Consell Insular de Mallorca el lunes de esta misma semana, ha participado directa o indirectamente en la mayor parte de los goles conseguidos por sus compañeros y, sin embargo, no tuvo intervención alguna en el parcial de 1-3 obtenido en el campo del Llagostera ni en el 3-0 de la última jornada.

Finalmente, estamos hablando de un futbolista polivalente en ataque y limitado en acciones defensivas. Miquel Soler desea que no sea imprescindible, es decir que no tenga que ser el único recurso al que acudir y, paralelamente, que se inmiscuya más en tareas colectivas.

En definitiva no se trata de si es indiscutible en la alineación o no, sino de analizar qué función se le encomienda en la medida en que las características del contrario lo aconsejen. Y eso el Nanu no lo desconoce. Que nadie lo dude.

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