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Otra final para Karpin

El técnico del Mallorca vuelve a jugarse el puesto el domingo ante el Leganés - Todo lo que no sea una victoria frente a los madrileños dejaría sin defensa al ruso, debilitado por su curso mediocre

Valeri Karpin, con el rostro serio, antes del inicio del encuentro ante el Las Palmas. La Provincia

"Estoy hasta las narices de la pregunta. Que me destituyan si quieren", dijo hace ya ocho días Valeri Karpin tras ser goleado por el Valladolid (1-5) cuando fue interrogado sobre su futuro en el banquillo del Mallorca. El ruso es plenamente consciente de que este tema volverá a estar sobre la mesa durante la semana para analizar el duelo del domingo ante el Leganés, por mucho que en Las Palmas el equipo mejorara sustancialmente su imagen (2-1). Perder por un absurdo penalti de Cendrós a solo dos minutos del final en el campo del líder es cruel, sobre todo después de resistir con diez casi media hora, pero a estas alturas de temporada ya no solo hay que fijarse en el partido anterior.

Los bermellones solo están tres puntos por encima del descenso y ya a ocho de la sexta plaza que da acceso a la promoción de ascenso -podrían ser diez si el Zaragoza gana su partido aplazado ante Osasuna-, un balance desalentador acerca de sus posibilidades en esta Liga Adelante. El máximo accionista Utz Claassen ya ha dejado claro en más de una ocasión que la pelota está sobre el tejado del director deportivo Miquel Àngel Nadal, que en algunos momentos de la temporada ha mostrado su confianza en el trabajo del técnico ruso y en otras no ha dudado a la hora de lanzar un mensaje más exigente por la plantilla que tiene a su disposición.

La llegada de Xisco Jiménez, Joselu y Yuste deben elevar su nivel, al menos sobre el papel. Estos futbolistas han llegado por expresa petición del propio Karpin, por lo que este podría ser un motivo para darle más tiempo. No obstante, todo lo que no sea una victoria ante el conjunto madrileño en el Iberostar Estadio dispararía todas las alarmas y dejaría la silla del preparador tambaleándose. Está por ver la reacción que tendría el mallorquinismo en el peor de los casos, un golpe que quizá ni el propio Claassen estaría dispuesto a aguantar.

Irregularidad

El equipo sigue pagando su enorme irregularidad a efectos clasificatorios, pero aquellas siete primeras jornadas, en las que apenas sumó dos puntos de veintiuno posibles siguen pesando como una losa. Es el argumento de los que defienden a Karpin, que había aterrizado en Son Moix apenas diez días antes del inicio de la Liga Adelante. De hecho, el entrenador salvó su cabeza al conseguir ante el Alavés la primera victoria de ocho encuentros, un resultado que sirvió para iniciar una fantástica racha de cinco triunfos consecutivos en los que el vestuario de Son Bibiloni recuperó toda su credibilidad. De hecho, desde entonces el Mallorca fue uno de los mejores conjuntos de la categoría liderados por un Marco Asensio estelar, aunque eso no se reflejara en la tabla. La sangría defensiva poco a poco fue transformándose en cierta solvencia, sin duda uno de los éxitos de Karpin. Sin embargo, no fue suficiente porque la falta de puntería de Scepovic, Abdón y compañía se convirtió en otro gran problema. El técnico volvió a tener la soga al cuello en el primer choque de este 2015 después de terminar 2014 con una desastrosa imagen en Ponferrada. Pero ganó al Albacete (2-0), algo que le alentó para arrancar un punto en Girona, equipo de promoción, y superar al Mirandés.

El problema es que la imagen ante el Valladolid tiró por la borda la ilusión que se había generado. La derrota en el estadio de Gran Canaria ante el todopoderoso Las Palmas ha hundido un poco más a los baleares, aunque resta casi toda la segunda vuelta por delante para rectificar. De lo que no se escapa este Mallorca es de su mediocridad, un asunto que todavía tiene margen para solventar. Vencer al Leganés es una obligación para el Mallorca, pero también para Karpin. Y lo sabe, por mucho que no le guste la pregunta.

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