Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La crónica

El Sporting pone al Mallorca en su sitio

El equipo de Karpin rompe su racha de siete partidos invicto ante un aspirante claro al ascenso directo, superior en la segunda parte - Marco, muy vigilado, lo intentó de todas las maneras, pero se encontró muy solo en ataque - Los rojillos apenas tiraron a puerta tras el descanso

Esta es la realidad del Mallorca. La que ofreció ayer ante el Sporting, un claro aspirante al ascenso por lo que se vio ayer. Demostró el equipo de Abelardo que no es casualidad que, alcanzada la decimoquinta jornada, todavía no sepa lo que es perder un partido. Ayer hizo méritos para ganar a un rival agarrado únicamente a lo que sea capaz de hacer Marco. El futuro jugador del Real Madrid es un fenómeno, un futbolista de otra dimensión, pero por mucha voluntad que le ponga, él solo es incapaz de hacerlo todo. Ayer fue abandonado por sus compañeros. No le acompañó nadie en ataque. Ni por un Pereira que no acaba una sola jugada; ni por un Arana desaparecido todo el partido ni, por supuesto, por un Scepovic indolente. Al fútbol se juega de otra manera, con otra intensidad, con una mayor entrega que la ofrecida por el serbio, un cero a la izquierda un partido más. Excesivamente benévolo fue Karpin al mantenerle los noventa minutos en el terreno de juego.

El técnico ruso ya dijo no hace mucho que el equipo que tiene en sus manos es para estar en mitad de la tabla. Y, si se presenta la ocasión en el tramo final de la temporada, aspirar a la ahora ansiada sexta plaza. Se ganaron cinco partidos consecutivos ante rivales de medio pelo. Ante el durísimo Alcorcón y ante un Tenerife con muchas bajas no se pasó del empate. Y el Sporting le vino demasiado grande. Sabe a lo que juega el conjunto asturiano, inaccesibles en defensa -no se recuerda una sola intervención exigente a Cuéllar-, con una presión asfixiante sobre el rival y aprovechando sus ocasiones. El gol llegó de una jugada de estrategia que le ha reportado muchos goles. Cinco con el de ayer. Luis Hernández saca de banda como si de un saque de esquina se tratara a la altura del área, Muñiz la toca, y Bernardo remata a gol. Aquí se acabó el partido, porque no se veía a nadie capaz de inquietar al guardameta rival. No es casualidad que este equipo solo haya encajado nueve goles.

El equipo mostró impotencia ante un rival muy trabajado. No se le puede negar actitud, pero está claro que no es suficiente. La ausencia de Joao se nota en el centro del campo. Martí, que se retiró lesionado, ya no está para muchos trotes, y la labor de Bustos es encomiable en el juego de contención, pero nulo en el de creación. Ante la ausencia de un ´cerebro´, Marco tuvo que bajar para iniciar él la jugada, que acababa casi siempre en nada porque los rivales le salían continuamente al paso. Es el precio de estar permanentemente en el escaparate.

El Mallorca llegó vivo hasta el final, entre otras cosas por la benevolencia de un árbitro que, por dos veces, perdonó la roja a un acelerado Cendrós. Al cuarto de hora vio la amarilla, al filo del descanso cometió una falta merecedora de tarjeta y a seis del final, impotente, el colegiado pasó por alto un agarrón del lateral mallorquinista. Alguien tendría que decirle a este chico que al fútbol se puede jugar de otra manera y no colocándose al borde de la expulsión cada vez que el balón merodea por su zona.

Scepovic no vio puerta. Marko Scepovic volvió a quedarse sin marcar, en un nuevo ejercicio de impotencia de cara a puerta del equipo mallorquinista, que en los tres últimos partidos solo suma un gol, de penalti. El delantero serbio tuvo otro día aciago. Apenas entró en juego en todo el partido y solo se le contabiliza un disparo que detuvo sin problemas Cuéllar al final del encuentro. En la imagen, Scepovic, tendido sobre el césped, desperdicia una jugada de ataque del Mallorca, que en toda la mañana inquietó al guardameta del Sporting, el menos goleado de la categoría con solo nueve tantos. GUILLEM BOSCH

En la segunda parte solo el Sporting fue a por la victoria. Timorato el Mallorca, que hacía tiempo que daba por bueno el punto, los de Abelardo se dieron cuenta de que la ocasión la pintaban calva. Los errores cada vez se sucedían más en defensa, como en la jugada inmediatamente anterior al gol, en que Truyols, en su único error en toda la mañana, permitió a Serrano tirar alto cuando el tanto ya se daba por hecho.

Si el partido de ayer dejó algo en claro es que el Mallorca disputa otra Liga muy diferente a la del Sporting, Las Palmas o Betis, su próximo rival. Planta cara a cualquier rival, a unos más que a otros, pero debe tocar con los pies en el suelo y pensar que, hoy por hoy, sus aspiraciones se deben limitar a llegar bien situado a las últimas jornadas para intentar lo que ahora parece una utopía, meterse entre los seis primeros. Es un buen principio si asumen sus muchas limitaciones, las que quedaron a la vista ante un Sporting mejor.

Compartir el artículo

stats