Hay dos clases de cuestiones inexplicables: las verdaderamente insondables, como el misterio de la Santísima Trinidad, y aquellas otras que en sí mismas no necesitan explicación porque están muy claras. A estas últimas se aferró Rafel Nadal cuando fue preguntado por su papel en la operación de traspaso de Marco Asensio al Real Madrid, al referirse sobre todo a la desinformación impuesta a Miguel Angel. Lo que no se entiende es que no se haya sentido ninguneado porque ambos, tío y sobrino, por mucho menos decidieron vender sus acciones del Mallorca al mismo Claassen que ahora desprecia su trabajo. Después de la franqueza el siguiente y más digno paso sería la dimisión. En efecto, en este club y con esta gente no hay quien viva.

Tanto es así que lo mejor de la fotografía oficial del primer equipo plasmada a mediodía de ayer en el inusual escenario del patio de armas del Castell de Bellver, fue la ausencia de cualquier directivo, especialmente del presidente a quien protocolariamente correspondía. Esta vez no se coló Anette, aunque sí el gerente, Juan Barrios que, la verdad, pudo haberse movido para no salir. No por nada, sino por discreción y decoro. Una cosa es sentarse en el palco porque no te queda más remedio que mostrarte como un buen anfitrión de tu adversario y la otra posar inusualmente para la posteridad.

Ancelotti alabó a la joven perla de la cantera mallorquinista. Si le hubieran preguntado por un juvenil del Castilla recién llegado del fútbol japonés, por proponer un ejemplo irreal, no habría contestado nada diferente. Yo, en su lugar, tampoco. Uno no puede extenderse en argumentos que desconoce por pura lógica, ni tampoco tiene la menor necesidad de quedar mal. La sinceridad, virtud en desuso, igual que la gallardía, no se malgasta innecesariamente. Es como si uno hace una pregunta y antes de responder te dicen ¿quieres que te diga la verdad? Y, claro, no te pones en plan ¡carajo! por supuesto que quiero que me la digas, ni siquiera cuando eres consciente de que nada está más lejos de la intención del cuestionado. Mañana hablaremos de fútbol, que ya toca. No quisiéramos otra cosa pero lamentablemente nos lo ponen muy difícil. Casi imposible.