Recuerdo de niño cuando acudía a un semivacío Lluís Sitjar a presenciar partidos de Tercera ante rivales como el Santanyí, Ses Salines o Campos; recuerdo el ascenso a Segunda B y Segunda A con el inolvidable Antonio Oviedo; recuerdo la caída del muro ante el Valladolid en 1984, cinco años antes de que cayera el de la vergüenza; recuerdo la decepción por el ascenso frustrado a Primera en la promoción ante el Oviedo; recuerdo la alegría por el ascenso al año siguiente ante el Espanyol, con los goles de Nadal y Vidal; recuerdo las dos sensacionales temporadas con el inolvidable Héctor Cúper; recuerdo la semifinal de la Recopa ante el Chelsea en un Lluís Sitjar hasta la bandera que todavía pone los pelos de punta solo de pensarlo; recuerdo el último gol de Stankovic al Celta como si hubiera sido ayer; recuerdo las lágrimas de Toni Tatxa ese día en el centro del campo con el campo vacío. Recuerdos de lo que durante años fue mi segunda casa.
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Análisis