El Mallorca juega mañana un partido muy importante en Tenerife y estamos pendientes del traspaso de Marco Asensio o si Karpin será seleccionador de Rusia en el pleistoceno. Soslayamos indebidamente que de las proximas nueve jornadas, paréntesis navideño de por medio, se cruzará con seis de los equipos metidos en 'play-off': Sporting, Betis, Ponferradina, Girona, Valladolid y Las Palmas.

Nuestra hipótesis es que conviene ir llenando de puntos la despensa ante la eventualidad de que el recorrido se endurezca, porque lo que viene desde ahora y hasta el mes de febrero no es sino lo que al Tour de Francia representa el Tourmalet o los lagos de Enol en la Vuelta a España.

Por desgracia y, puestos a excluir lo estrictamente deportivo de nuestro diccionario, el club se enfrenta a problemas mucho más graves, tanto como su propia supervivencia pese a la inyección suministrada por la LFP con una parte de la ayuda al descenso y habida cuenta de la exigua ampliación de capital que, en teoría, la junta de accionistas debe aprobar el próximo lunes con los votos del tristemente célebre dúo Claassen-Cerdà.

A todo eso no perdamos de vista que las seis jornadas que el equipo lleva sin perder, a una de igualar las siete que estuvo sin ganar, no han venido avaladas por un nivel de juego que nos permita equiparar expectativas con competidores más sólidos. Lugo y Racing fueron 'sparrings' frente a los que el conjunto de Karpin subió algún peldaño que, seamos realistas, casi volvió a bajar a golpe de realismo y tras la visita del Alcorcón.

El trecho aún es muy largo y se necesitarán abundantes provisiones no sólo para la estabilidad clasificatoria, sino para soportar la nefasta gestión que, paralelamente, se avecina.