Fue una tarde para Bustos, un futbolista perfectamente adaptado a encuentros bravos, intensos y trabados. El alicantino, probablemente el bermellón que mejor entiende el juego que se desarrolla en la categoría, protagonizó un derroche físico en el mediocampo para recuperar pelotas y poner todo tipo de obstáculos al Alcorcón. Su parcela fue un campo de minas para el rival y se creció a medida que el encuentro exigía más testosterona y menos fútbol. El colegiado fue muy riguroso en la falta en la frontal que dio lugar al empate del conjunto ´alfarero´.

Bustos es un calco de Joao Victor, su pareja de baile habitual hasta que el brasileño fue expulsado, pero ni uno ni otro son aptos para generar el fútbol que el equipo necesita cuando se atasca. Eso está en el adn del alicantino, pero contagia coraje.