El debate de la semana, mentirosos aparte, se ha centrado en la sustitución de Marco Asensio dentro del esquema de juego con el que se ha movido el Mallorca en los últimos partidos.

No hay que olvidar que con el joven internacional de nuevo cuño los de Karpin no ganaron hasta la octava jornada del campeonato, pero tampoco que hasta entonces la perla de la cantera sólo se había movido pegado a la banda. De otro lado ha intervenido directamente en seis de los nueve goles más recientes.

La opinión se divide entre los partidarios de un recambio directo y natural, Fofo en este caso, por diferentes que sean sus características y aquellos que barajan las cartas de colocar a Arana o Pereira en la media punta, con Markovic en un lateral.

La convocatoria despeja la duda respecto a Assulin, que se ha quedado otra vez fuera de la lista pese a los minutos que tuvo en Santander y abre la opción de Javi Ros, inédito hasta la fecha. El ruso no cambia mucho de idea y tiene muy claras sus prioridades entre las que, además del israelí, no entran Coeff, Vallejo y Saborit. Más extraña su fe ciega en Cendrós. Por algo será.

El de esta tarde reviste todas las características de un partido trampa. Estadísticamente se multiplican las dificultades de encadenar seis victorias y las cinco precedentes pueden influir en el ánimo de los jugadores hasta el extremo de generar un pequeño complejo de superioridad que en esta categoría no se perdona.

La ausencia del líder del equipo, por joven que sea, lastrará o motivará más a sus compañeros. Un arma de doble filo como el propio encuentro, pues el Alcorcón tiene capacidad para amargar la tarde a cualquiera y es un bloque perfectamente adaptado a la Segunda División.

La competición está a punto de cerrar su primer tercio y el Mallorca ha sido capaz de lo peor, sin que aún hayamos visto lo mejor, pero por algo se empieza. ¡Que siga la racha!