­Biel Cerdà no ocultó ayer su ira hacia Eduardo Valdivia durante su comparecencia voluntaria ante los medios para desmentir las acusaciones del abogado que representa al máximo accionista del Real Mallorca. "Ha sido contratado por Llorenç Serra Ferrer para boicotear los Consejos y que se aprueben cosas que afectan a la buena marcha del órgano de administración, gritando, insultando y amenazando con querellas", afirmó el presidente, que inició su intervención leyendo un comunicado de la empresa Tukis Productions, empresa de su hijo, en el que negaba que el documento que presentaba para representarle en el Consejo del martes no fuera verdadero. "Es auténtico y, además, Valdivia no es juez ni perito calígrafo para decir que no lo es. Amenazó con llamar a la Guardia Civil cuando su única pretensión es boicotear las decisiones del Consejo", reitero el pollencí, al que sus ganas de defenderse no le impedían mostrarse más nervioso de lo habitual.

Todo comenzó el martes cuando Valdivia pidió la documentación que acreditaba la representación de Utz Claassen, ausente, y la del hijo de Cerdà. Este entregó al abogado penalista dos fotocopias escaneadas en lugar de los pertinentes originales, lo que provocó que el consejero de Serra reclamara que se anulara el Consejo hasta que se solucionara la irregularidad.

Minutos después Cerdà le entregó al secretario lo que se suponía era el documento original exigido. "Ya podemos empezar", dijo Cerdà en calidad de presidente. "¿Cómo que ya podemos empezar?", respondió Valdivia, que le exigió la hoja al secretario. Fue entonces cuando comprobó que la firma de su hijo, en su opinión, estaba falsificada. Cerdà se quedó el supuesto documento falsificado y lo cambió por la fotocopia escaneada del principio. Tras informar de su maniobra, fue cuando Valdivia se dirigió a Martorell y le dijo: "Tolo, llama inmediatamente a la Guardia Civil". Cerdà cogió sus documentos y abandonó el Consejo, aunque ayer se apresuró a dejar claro que no salió de Son Moix.

"Estuve en el estadio hasta las 20:30 horas y hay testigos de ello", dijo en primera instancia. "Me levanté y me fui de allí ante el esperpéntico hecho que estaba viviendo, por lo que el Consejo no llegó ni a empezar", explicó en una versión contradictoria con la del abogado, que sí defiende que se había iniciado y que debería haber dejado esos documentos en conflicto en manos del secretario. "No lo hice porque le dije que era mío", apuntó tajante antes de repetir su inocencia. "Es que no necesito falsificar absolutamente nada", resaltó. "En otras ocasiones se han usado documentos escaneados", agregó convencido. Incluso fue más allá al ridiculizar el hecho de que el abogado reclamara la presencia de la Guardia Civil. "Es infantil", subrayó.

Cerdà no mostró ninguna preocupación por el hecho de que Valdivia hubiera presentado una denuncia por falsedad documental, aunque en ese momento todavía no sabía que ya estaba interpuesta. "Ojalá la ponga y así podré demostrarlo. ¿Es que es perito calígrafo? No está habilitado para decirlo", repitió indignado.

El presidente, que volvió a manifestar que abandonará la poltrona tras la Junta General de Accionista del 24 de este mes o, como tarde, el 24 de diciembre, no garantizó que el Mallorca vaya a cobrar esta semana los 2,1 millones que se destinan a la ayuda al descenso por parte de la comisión de seguimiento del Convenio de Acreedores y de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). "Nos han dicho que sí", se limitó a explicar. Este asunto tiene una especial importancia porque tanto Cerdà como Claassen aprobaron pagar las nóminas de los trabajadores con el dinero reservado al fondo del convenio de acreedores, una circunstancia peligrosa porque en caso de que se produjera un incumplimiento se instaría a la liquidación del club.