El Real Mallorca va camino de la Segunda B, por muy exagerado que suene a estas alturas de temporada, si no cambia radicalmente su rendimiento en los treinta y cinco partidos que quedan por delante. Hay margen de sobra para todo, pero lo más sensato para el aficionado es firmar la salvación en la jornada cuarenta y dos y en el descuento. Ayer volvió a mostrar una vez más una desquiciante cara, con errores groseros en defensa y falta de ideas en ataque que se lo dejaron demasido fácil a un Zaragoza que tampoco es nada del otro mundo (2-0).

El resultado le deja más colista que nunca, para vergüenza del mallorquinismo, a cinco puntos de la salvación cuando apenas se han disputado siete encuentros. Un balance desolador y que deja en muy mal lugar a Valeri Karpin, que está claro que no está dando con la tecla, y a una plantilla que está dejando en evidencia a los que confiaban que iba sobrada de talento para no sufrir en la Liga Adelante.

Por supuesto que hay que señalar también al ya ex manager general Dudu Aouate, que estaba ayer en el palco de La Romareda representando al club por última vez, ya que es el que ha tomado las decisiones deportivas. Minutos después anunció su dimisión en la zona mixta del feudo de los maños, quizá adelantándose al despido que iba a decidir hoy el Consejo de Administración.

Y sería injusto olvidarse de Miquel Àngel Nadal, ahora desaparecido, pero que también es responsable, aunque en menor medida, de muchos de los fichajes. No obstante, más allá de lo que suceda hoy a nivel institucional en la planta noble de Son Moix, es obligado que el puesto del entrenador ruso esté sobre la mesa porque su situación es indefendible. Solo ha sumado dos puntos de veintiuno posibles, el único de la categoría que no ha ganado, y ha encajado la friolera de 19 tantos. Y como todo puede empeorar, ayer fue la primera vez que los bermellones se quedaron sin marcar. Es difícil ser optimista cuando el equipo ha tocado fondo. Las palabras de buena voluntad del vestuario caen en saco roto cuando después sobre el césped se acumulan fallos impropios de profesionales. Pero mejor ir por partes.

Lo mejor de la primera mitad para los bermellones es que finalizó en empate a cero. Y no porque los locales asustaran demasiado, sino porque el encuentro estaba entrando en una dinámica desgraciadamente demasiado conocida para los mallorquinistas, con errores individuales que pueden costar goles. O Cabrero despeja al pie del rival, o Agus regala el balón al contrario cerca del área, o pérdidas absurdas en la zona de creación. Eso agudizaba la desconfianza de los baleares en sí mismos. La ocasión más clara la tuvo Eldin, que obligó a lucirse a Cabrero con una buena parada, aunque Kasim, demasiado nervioso, acertó al adelantarse a Borja, que estaba preparado para el remate.

Y poco después, otra vez Eldin, tras un fallo de Agus, volvió a poner a prueba al meta oscense. Antes Ruiz de Galarreta también lo había intentado, aunque lo cierto es que el Zaragoza creaba más por deméritos del Mallorca que por sus virtudes. Un tiro tímido de Pereira fue todo el bagaje visitante.

En la segunda mitad los isleños mostraron más intensidad para nada. Otra vez Pereira y Marco crearon peligro, pero llegó lo de siempre. Un córner lanzado por los rojillos se convirtió en una gran ocasión para los aragoneses, que con un simple pase de Eldin dejó a Jaime solo, con una increíble desidia de los futbolistas, en especial del propio Pereira, el que estaba más cerca de la acción, para que regateara a un Cabrero que salió tarde y mal. Ese gol, a veinte del final, era el fin. Scepovic, sin ninguna influencia en el juego, chutó a puerta y Marco, en una falta directa, también lo intentó, pero ya no había nada que hacer. Y en el 89 llegó el segundo. Es para sonrojarse. Kasim y Gulan se molestaron a la hora de despejar el balón, ninguno lo golpeó y le quedó franco para que Eldin marcara de vaselina. De patio de colegio. Vergonzoso.

El árbitro

Munuera Montero

Muy protestado por los locales

El colegiado andaluz no tuvo ninguna influencia en el resultado, pero fue protestado en numerosas ocasiones por los locales, que reclamaban más tarjetas para los bermellones. No se produjeron jugadas polémicas en el área.

Lo mejor

Marco, solo por intentarlo

Es triste tener dificultades para elegir a lo mejor de este encuentro, pero al menos Marco lo intentó con disparos lejanos y algún buen pase a sus compañeros. Eso sí, el canterano tampoco cuajó su mejor tarde, ni mucho menos.

Lo peor

La calamitosa defensa

Es injusto señalar solo a la defensa, porque lo peor es absolutamente todo de este Mallorca. No obstante, una vez más la zaga mostró sus enormes carencias,y protagonizó fallos groseros que cuestan goles.