Son Moix empieza a ser un estadio muy incómodo para el Real Mallorca. Esta temporada el conjunto bermellón no ha sido nunca un equipo fiable en casa, pero la tendencia se ha acusado en los tres últimos partidos, que se han contado por derrotas: Sporting de Gijón (1-3), Hércules (0-2) y Barcelona B (1-2).

Jugar como locales empieza a agobiar a unos futbolistas muy débiles anímicamente y a los que les pesa la exigencia y unos silbidos que ganan decibelios con cada nueva decepción. Los pañuelos que inicialmente se dirigían mayoritariamente al palco se han desplazado gradualmente hacia el terreno de juego, ahondando en la desconfianza de unos jugadores muy tocados. En la visita del Hércules y especialmente contra el Barça B la grada no se contuvo a la hora de mostrar su hartazgo por los resultados y por la imagen de un equipo que acostumbra a bajar los brazos con el primer contratiempo.

El Mallorca recibe el domingo a un Tenerife que se encuentra en el mejor momento de la temporada y que volverá a poner a prueba los nervios de los mallorquinistas. Los canarios llegan avalados por una asombrosa remontada que les ha catapultado desde los puestos de descenso a la séptima posición, hasta el punto de que acarician ya la posibilidad de disputar la promoción de ascenso.

Una prueba de fuego para un Mallorca muy inseguro en su feudo, donde ha ganado seis encuentros, ha perdido cinco y ha cedido cuatro empates. Dicho de otro modo, los rojillos solo han sumado 22 de los 45 puntos que se han disputado en Son Moix. Apenas un cincuenta por ciento. Una terrorífica estadística para un candidato al ascenso que cada vez lo es menos, entre otras cosas por sus continuos tropiezos en casa.

El capítulo de goles encajadas completa la deficiente trayectoria de los rojillos en Palma: 21 tantos en contra, el peor registro de la categoría solo igualado por el Alavés.

El grupo de Carreras es decimoquinto, la misma posición que ocuparía en una clasificación que solo tuviera en cuenta los partidos como local. Dicha tabla la encabeza el Eibar -también líder en la clasificación de la Liga Adelante- al haber cedido tan solo tres derrotas y dos empates en Ipurúa. Curiosamente el Mallorca sí fue capaz de imponerse en tierras vascas, en una de las contadas actuaciones solventes de la temporada.

El Mallorca tampoco sale bien parado en la estadística a domicilio, ya que solo ha sumado quince de los 42 puntos en juego y solo se ha apuntado tres victorias. Eso sí, ha sumado seis empates y no pierde lejos de Son Moix desde el pasado 15 de diciembre, cuando cayó en el feudo del Jaén.

El grupo de Carreras está obligado a dejar sus complejos como local en la cuneta el domingo, cuando disputará un partido definitivo por el ascenso.