José Luis Oltra llegó a Mallorca con un manual en el que mandaba una concepción de fútbol ofensivo, dominio del juego y toque de balón. Pero los serios reveses que sufrió el equipo en las primeras jornadas de Liga -y la progresiva pérdida de confianza en una defensa que en verano consideraba más o menos sólida- han obligado al técnico valenciano a desechar algunos capítulos y escribir otros nuevos.

Primero retrasó una línea de atrás que empezó la competición muy adelantada -derrota por 4-0 en Sabadell-; más tarde inventó un trivote en el centro del campo que acabó por abandonar y en algunos partidos ha entregado la pelota a rivales que consideraba especialmente complicados.

El giro conservador de Oltra es evidente, lo que supone un problema para un equipo diseñado y planificado para jugar al ataque. Sin embargo, a veces recupera el guión original. El Mallorca se desentendió de la pelota durante la primera parte del partido disputado contra el Lugo y dio un paso atrás porque al técnico le preocupaba el supuesto juego combinativo del grupo de Setién. La grada no lo entendió y obsequió al equipo con silbidos. Sin embargo durante el descanso el técnico ordenó adelantar líneas y asumir la posesión de la pelota. Mejoró el juego del Mallorca, que dispuso de alguna buena ocasión, pero no sirvió para ganar el partido.

"Tenemos claro lo que pide el entrenador, otra cosa es que lo hagamos bien", aseguró Álex Geijo el lunes en rueda de prensa. "A Oltra le gusta tener la pelota, otra cosa es que hemos tenido que cambiar esa forma de jugar que le gusta porque si empiezas la Liga perdiendo tres o cuatro partidos no encuentras esa tranquilidad necesaria", admitió el delantero.

Las humillantes derrotas contra el Sabadell, el Murcia y el Sporting en las tres primeras jornadas-once goles encajados en tres partidos- dieron al traste con los planes de un Oltra satisfecho con la pretemporada que había realizado el equipo. Hoy el Mallorca sigue siendo el equipo más goleado de la categoría y aunque ha llegado a encadenar alguna buena racha de resultados, ha jugado bien en muy contadas ocasiones.

Aquel conjunto que quiso dominar todos los encuentros sin importar demasiado el rival que hubiera enfrente juega cada vez más al contragolpe, y de hecho es así como está materializando más goles.

El giro conservador de Oltra ha servido para detener en parte la hemorragia de goles en contra, pero el equipo sigue atascado. Ante el Lugo medió un abismo entre Thomas, Martí y los hombres de ataque. La mayoría de los escasos centros que llegan al área proceden de Ximo -un lateral- y Alfaro pierde prestaciones -todavía más- pegado a la banda.

Lo que ocurre en el terreno de juego inquieta a Serra Ferrer y daña la credibilidad de Oltra, por mucho que el entrenador valenciano asegure tener el total respaldo de la directiva. Lo cierto es que no sobreviviría a una nueva crisis deportiva.