Balaídos debe marcar un punto de inflexión. El escenario en el que el Real Mallorca está obligado a reaccionar y detener la hemorragia de derrotas que acumula y que le ha conducido a la zona caliente de la clasificación. Seis partidos perdidos de manera consecutiva se encuentra en el límite de lo inadmisible. Por eso los bermellones se obligan a como mínimo puntuar para salir de una racha que está minando gravemente la confianza de los futbolistas.

Hasta ahora el conjunto de Joaquín Caparrós ha podido eludir el descenso. Pero una derrota en el feudo del Celta, combinada con otros resultados, podría dejar al Mallorca en posiciones de descenso al finalizar la jornada, lo que dañaría todavía más su ya baja autoestima.

Pese a que todavía no se ha consumido un tercio de la competición, el partido llega con tintes épicos por las urgencias de uno y otro equipo. Conceiçao auguró una "batalla" en Balaídos, un lenguaje similar al empleado por los futbolistas y el técnico del Celta esta semana. Los gallegos suman cuatro derrotas consecutivas, frente a las seis del Mallorca, y como su rival han llegado a un punto en el que la reacción se hace inaplazable.

Desafortunadamente para Caparrós no ha sido posible contar con ninguno de los lesionados que habían entrado en la fase final de su recuperación. Javi Márquez, Nunes y Álvaro Giménez llevan algunos días entrenando con relativa normalidad, pero su vuelta a las convocatorias deberá esperar al menos una semana más. Así que deberán ser los mismos que acumulan una actuación decepcionante detrás de otra los que vuelvan a sumar puntos, aunque sea de uno en uno. Para el utrerano un empate sería bueno.

La única novedad que se prevé en el once es la entrada de Fontàs por Martí en la medular, formando pareja con Pina. No da con la tecla Caparrós en esa parcela del terreno de juego, devastada por las bajas de Javi Márquez y Joao Víctor. En caso de que el preparador bermellón lleve a la práctica las pruebas que hizo en el entrenamiento del jueves, supondrá una nueva oportunidad para un Fontàs cuyo periodo de adaptación ya se está haciendo demasiado largo. Por si acaso, Martí estará esperando.

El Celta llega con la única duda de Lago en el lateral zurdo. Recién ascendidos a Primera, a los gallegos les está costando acoplarse a su nueva realidad con una de las plantillas más jóvenes de la categoría. Los talentosos Iago Aspas y Oubiña son su mejor carta de presentación.

Las excusas se agotan para dos equipos que empiezan a verse con el agua al cuello. Especialmente para un Mallorca que empezó la temporada siendo el equipo revelación y en algo más de un mes ha dilapidado casi todo su crédito.

Dar un zarpazo en el feudo de un rival directo por la permanencia sería un buen comienzo para recuperar el rumbo.