­"Era un espectáculo ver cómo jugaba, yo alucinaba porque no había visto nada así en alguien que no era profesional. Era un talento natural, y lo fuerte es que él ni sabía lo bueno que era. De hecho, nadie parecía darse cuenta de su espectacularidad", relata Álex Pérez, técnico en el Opentach Básquet Pla que se ha ganado una merecida fama por haber sido el descubridor de Álex Abrines, ahora en las filas del Regal Barcelona.

Aquella tarde Pérez estaba en las gradas de la pista de La Salle con la idea de ver a algún jugador que pudiera ser apto para su equipo. Pero la presencia de aquel joven Abrines le desarmó. "Llamé a Pepe Laso [entrenador y padre del exjugador del Real Madrid, Pablo] con el que colaboro. Le dije que había visto a un chico portentoso, con un desparpajo increíble en el tiro, y me pidió que le enviara un vídeo de Abrines. Cuando lo vio a Laso le pareció espectacular. A partir de ahí todo sucedió muy rápido. Esa misma semana le enviamos a probar al Unicaja, entonces entrenado por Aíto García Reneses. Eso fue por la mañana. Por la tarde ya dijeron que se lo quedaban", recuerda Álex Pérez.

Aquello sucedió en 2010. Abrines permaneció dos temporadas en el Unicaja, hasta que este verano recaló en el Barcelona.

Ojeador y representante

En ocasiones el trabajo de técnico u ojeador se confunde con la de representante. Carlos Foz, agente FIBA residente en Mallorca, se identifica más con este último registro. "Estudio las cualidades de un chico y si detecto talento hablo con sus padres para explicarles qué posibilidades se le abren", explica Foz.

"Trabajamos con chavales a partir de 15 o 16 años porque ya tienen una idea definida de lo que quieren hacer. Les presentamos a clubes, pasamos sus informes a directores deportivos y les indicamos sus puntos débiles", añade.