El partido ante un Getafe adormecido comenzó bien para el Mallorca. Los hombres de Joaquín Caparrós crearon una triple ocasión de gol que entre el portero Miguel Ángel Moyá y el poste se encargaron de anular la intentona de Pereira.

Fue el preludio de la acción que cambió el duelo. Justo después, el Getafe pudo respirar gracias a una entrada aparatosa de Ximo sobre Diego Castro que fue merecedora de tarjeta roja. Con diez, el Mallorca perdió el dominio del juego y casi cualquier oportunidad de seguir sumando puntos.

Pese a todo, consiguió aguantar con dignidad la primera parte. Caparrós sacó a Nunes al campo y el Mallorca consiguió anular cualquier intentona del Getafe por marcharse a los vestuarios por delante en el marcador. De hecho, en los primeros 45 minutos no dispararon entre los tres palos.

Ese tedio y esa falta de ideas locales cambiaron en la reanudación. El Getafe era otro equipo. No quedaba más remedio. Con un jugador más y sin haber disparado todavía a portería, era necesario un cambio urgente.

Llegó gracias a la conexión Abdel Barrada-Diego Castro, que forman una sociedad bastante rentable. Mención especial para el norteafricano que dio su tercera asistencia del curso y es de los pocos de su equipo que ha comenzado la temporada "enchufado".

Ese tanto sirvió al Getafe para coger el pulso al partido y para intentar, sin demasiado éxito, buscar más ocasiones para ampliar el marcador. A excepción de una clarísima de Paco Alcácer, que después de regatear a Aouate, falló en la resolución cuando la portería estaba vacía. Desde que se fue Roberto Soldado, la escuadra madrileña no acaba de encontrar a un gran goleador.

Apenas hubo más acercamientos e incluso los bermellones, con un cabezazo de Conceiçao y una ocasión clamorosa de Javier Arizmendi en el descuento pudieron lograr un empate que, con un jugador más, probablemente habría conseguido. Al final, el Getafe ganó casi por inercia.