La Copa del Rey más extraña
Al Mallorca le ha faltado convicción para avanzar en el torneo pese a que el cuadro invitaba a soñar con la final
jaume bauzà. palma
Para Joaquín Caparrós la Copa siempre tuvo un sabor amargo. El utrerano nunca llegó a creer del todo en un torneo que consideró una piedra en el camino de la Liga. Ni siquiera cuando el Real Mallorca quedó encajado en un cuadro asequible para llegar a la final el técnico utilizó a sus mejores efectivos. El miércoles contra el Athletic, en la cita en la que los bermellones se jugaban el pase a la semifinal, Caparrós dejó en el banquillo a Castro y a Víctor, sus dos hombres de ataque más en forma.
Quizás por esa falta de convicción el equipo se ha visto obligado a remontar en las tres rondas que ha disputado. En los dieciseisavos el Sporting tuvo que marcarse dos goles en propia puerta para darle la vuelta al 0-1 de la ida en Son Moix. En octavos ante la Real Sociedad el equipo enloqueció marcando cuatro goles en seis minutos, invalidando el 2-0 de la ida en Anoeta. También se puso cuesta arriba la eliminatoria de cuartos (2-0 en San Mamés), pero esta vez a los rojillos les faltaron atrevimiento e intensidad para tumbar a un equipo tan sólido como el que ha forjado Marcelo Bielsa.
A medida que avanzaba la competición y la cosa se ponía seria Caparrós fue reforzando las alineaciones con más titulares. Pero sin poner toda la carne en el asador. Este enero el equipo ya ha disputado seis partidos –quedan dos– y el utrerano, temeroso de que el desgaste físico se tradujera en un bajón en la Liga, nunca apostó por un mismo bloque para la Copa y la Liga.
También faltó convicción en el club, que apenas se esforzó por vender una eliminatoria que dejaba al Mallorca a un paso de la final –y de Europa– sabiendo que el Mirandés de Segunda B iba a ser el rival en semifinales.
Finalmente, la Copa no despertó un excesivo interés entre la afición. Entre seis y siete mil aficionados se citaron en Son Moix para ver los partidos contra el Sporting y la Real Sociedad. El miércoles acudieron diez mil. Una cifra respetable, pero inferior a la de cualquier partido de Liga pese a que había una semifinal copera en el horizonte.
En el lado positivo la Copa sirvió para rehabilitar a futbolistas como Hemed –que marcó sus dos primeros goles de jugada con el Mallorca– o Calatayud, que pese al error que cometió el miércoles se destapó como un portero muy competitivo.
Otros teóricos suplentes como Alfaro o Joao Víctor dieron mejor rendimiento que en Liga y Nunes pudo jugar los minutos que necesitaba para acabar de coger la forma después de su larga lesión.
El torneo también ha sido una buena plataforma para que debutaran algunos filiales como Company, Tià Sastre, Xisco o Abdón.
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