Investigación científica
En las entrañas del tornado que arrasó la Serra: así fue el 'cap de fibló' histórico de 2020
El ‘cap de fibló’ de hace cinco años, que se cebó especialmente con Banyalbufar, causó daños en una franja de anchura de 2,8 kilómetros, un récord histórico en España, según confirma un estudio reciente de dos meteorólogos catalanes

El 'cap de fibló' de 2020 arrasó miles de árboles en la Serra, especialmente en Banyalbufar / Guillem Bosch
«Fue una película de terror. Empezó a caer granizo como pelotas de golf. Creía que se romperían los cristales del coche. Pasamos mucho miedo, parecía que el coche se quería ir. Había remolinos que giraban el coche».
Los vecinos de la Serra de Tramuntana recuerdan a su pesar la fecha del 29 de agosto de 2020. Ese día un 'cap de fibló' arrasó con todo con lo que se encontró a su paso. Según estimaciones que se hicieron después, 300.000 árboles quedaron afectados. Una estación meteorológica cercana captó una velocidad máxima del viento de 171 kilómetros por hora.
El temporal afectó a casi 740 hectáreas, de las cuales unas 683 correspondían a superficie forestal del paraje natural de la Serra. Banyalbufar fue el municipio más afectado por el 'cap de fibló', que dañó también zonas de Esporles y Valldemossa. Madrid aprobó posteriormente la declaración de zona catastrófica.
Cinco años después, se acaba de publicar un estudio científico sobre lo que sucedió ese día, que ayuda a captar mejor la intensidad del fenómeno atmosférico que cambió el paisaje de la zona, con unos parámetros históricos.

Imagen anterior a la llegada del tornado / Instituto Geográfico Nacional

La misa zona, tras el paso del tornado, en una imagen captada en 2021 / Instituto Geográfico Nacional
El trabajo lo han realizado los meteorólogos catalanes Oriol Rodríguez Ballester y Nicolau Pineda, que forman parte del equipo de teledetección del Servicio Meteorológico de Catalunya.
En un artículo publicado en 'Tethys', de la Associació Catalana de Meteorologia, ambos investigadores constatan la magnitud histórica del tornado, que dejó la franja de daño más ancha de las que se han documentado hasta la fecha en España:2,8 kilómetros.
El caso de Estados Unidos
Para hacerse una idea de que es una cifra récord, Rodríguez Ballester apunta en declaraciones a este diario que, en Estados Unidos, el país de los tornados por excelencia, sólo el 5% de estos fenómenos atmosféricos supera los 500 metros de anchura.
Curiosamente, las dimensiones del cap de fibló de 2020 superaron el récord nacional que ostentaba hasta la fecha un caso de 1902 en Mallorca (los municipios afectados fueron Porreres, Felanitx y Manacor).
En la actualidad, el récord europeo lo ostenta uno de 3,5 kilómetros en la República Checa, mientras que a nivel mundial la plusmarca la conserva un episodio en Oklahoma (Estados Unidos), de 4,2 kilómetros. En el caso de este estudio, los investigadores utilizaron imágenes de satélite Sentinel-2 y ortofotos del Instituto Geográfico Nacional para identificar con precisión las áreas forestales arrasadas en el caso de la Serra y en otros dos episodios ocurridos en Menorca y Eivissa, en 2018 y 2019, respectivamente.
Gracias a la comparación de imágenes tomadas antes y después de los eventos, pudieron delimitar con claridad el recorrido y la intensidad de la devastación. Rodríguez Ballester explica que este tipo de análisis a partir de imágenes aéreas resulta muy útil para documentar con detalle episodios meteorológicos extremos.
«Cuando hay episodios tan extensos como estos, hacer trabajo de campo, ir allá a ver qué ha pasado, es un trabajo muy complicado. Las imágenes aéreas, de drones y de satélite, son de mucha ayuda para saber qué ha pasado y determinar la intensidad. Es un tipo de estudio que se había hecho en Europa o Estados Unidos, pero en Balears y en la Península no hemos encontrado estudios de este tipo», destaca el investigador.
10 kilómetros
El estudio revela que los tres tornados superaron los diez kilómetros de longitud, un límite que apenas supera el 7 por ciento de los tornados registrados en España, según informa este meteorólogo catalán.
Con las imágenes obtenidas, continúa explicando, se pudo constatar también hacia dónde estaban tumbados los árboles por el viento, lo que ayudó a determinar que lo que atravesó la Serra aquel 29 de agosto de 2020 no fueron 'esclafits' (trombas marinas o ventiscas intensas), sino un tornado en toda regla.
Una característica diferencial de este tipo de tornados es que, a su vez, dentro de él, hay diversos remolinos, que amplifican el potencial destructor. Y eso sucedió también en el caso del que azotó la Tramuntana hace cinco años, según confirman estos meteorólogos a partir de grabaciones realizadas aquel día.
Los científicos analizaron cómo la orografía amplificó los efectos destructivos. Los daños más intensos se localizaron en laderas orientadas al viento y en fondos de valle perpendiculares a la trayectoria de la tormenta. En cambio, en las zonas sotavento, especialmente detrás de acantilados, se observaron «huecos» sin daños significativos.
Las imágenes por satélite mostraron que el descenso del índice de vegetación (NDVI) fue más acusado seis meses después de los episodios, lo que permitió identificar con mayor precisión las zonas afectadas.
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