Calvià
El empresario griego que casi se arruinó y ahora quiere cambiar la cara de Illetes: “Creo en la fuerza del barrio”
En los últimos años se ha hecho con una decena de locales en la zona · Antiguos bares de parroquianos de café, fútbol y máquina tragaperras los ha reconvertido en un restaurante estilo mediterráneo, un local de comida griega en Le Petit Jardin y otro de tex-mex

El empresario, en uno de los restaurantes de estilo mediterráneo que ha reformado / I.M.
En 2020, el empresario Alejandro Dimopulos pasaba uno de los peores momentos de su vida. Este griego que llegó a Galicia en la década de los ochenta y a Illetes (Calvià) en 2012 acumulaba una deuda astronómica de seis cifras. Y encima el mundo sufría la pandemia. Ahi, justo en ese momento, aplicó su idea de que “nunca hay que tirar la toalla”, por muy difícil que se ponga la cosa. Con el apoyo de su mujer y socia empresarial, Rosario Oubiña, y su afán de perseverar salió de la crisis.
Hoy en día, se presenta como la cara empresarial de la renovación de la oferta complementaria de Illetes. Posee una decena de locales, que ha ido sumando mediante compras, traspasos o alquileres. Antiguos bares de parroquianos de café, fútbol y máquina tragaperras los ha reconvertido en un restaurante estilo mediterráneo, un local de comida griega en Le Petit Jardin y otro de tex-mex. Atesora también pequeños supermercados, además de dos negocios en Peguera. Y quiere seguir sumando, asegura.
Esa actitud, reconoce, ha provocado recelos entre otros empresarios de la zona. Cuenta que le han dicho alguna vez: “¡Lo quieres todo! Ya verás, te vas a arruinar”, a lo que él responde con un “¿y por qué no lo haces tú?”. A diferencia del perfil bajo que suelen tener en Mallorca los empresarios de la restauración o del pequeño comercio, él asegura que no tiene ningún reparo en que su historia y su mensaje se conozcan.
"La importancia de la constancia"
“Me gustaría que se supiera la importancia de la constancia. El foco es muy importante. Yo le digo a cualquiera que quiera tirar la toalla que confíe en lo que hace, que persevere”, recalca Dimopulos, quien se crió en la isla griega Santorini y quien recuerda que, cuando tenía seis años, ya tuvo sus primeros contactos con el mundo de la hostelería, de la mano de su padrino, que tenía restaurantes.
Su espíritu empresarial le llevó primero a Vilagarcía de Arousa, donde regentó una churrería muy famosa, además de varios bares. Allí conoció a una mallorquina, su actual mujer, por la que vino a la isla. Ella fue quien le descubrió el potencial de Illetes. “Mi mujer me dijo que, si yo iba a hacer algo en Mallorca, lo hiciera en Illetes. Ella veraneaba aquí de toda la vida. Me dijo que era un lugar bonito, con mucha calidad”, rememora.
Su primer negocio en este núcleo calvianer fue un supermercado en el número 83 del Paseo de Illetes: “Al principio estábamos 18 horas al día, y mi mujer estaba embarazada”. En los años siguientes, fueron haciéndose con otros negocios de la zona. Actualmente, señala, dan trabajo a unas 40 personas, de las cuales prácticamente la mitad son de la zona. Le gusta decir que cree en “la fuerza del barrio”. “En mi trayectoria he aprendido a dar trabajo a gente local. Eso es algo bonito”, apunta.
Explica que, cada año, intenta alargar un poco una temporada que ahora se sitúa entre los ocho o nueve meses. “Cada año quiero abrir más tiempo”, cuenta Dimopulos, que se marca como objetivo 10 meses de apertura. Se trata, dice, de una manera de intentar compensar las dificultades con que se encuentran los empleados para conseguir una vivienda en esta zona, que es de las más exclusivas de Mallorca.
Con sus nuevos negocios, en especial los de restauración, él subraya que quiere poner a Illetes en el mapa de las preferencias de los mallorquines y hacer que este núcleo “deje de ser un desconocido” para la población local.
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