Las plagas y el clima marcarán una vendimia desigual en Mallorca
Las distintas enfermedades que afectan al viñedo provocarán una pérdida de entre el 10% y el 50% de la uva según la zona
Una de las novedades de esta campaña será la puesta en marcha de la cartilla digital

FOTOS | Vista de una viña en la Serra. Joan Mora /
La vendimia en Mallorca se presenta desigual ya que, según la zona, las plagas y el clima determinarán la campaña. Las zonas vitivinícolas afrontan una cosecha marcada por el impacto del mildiu, el oídio y el mosquito verde, que han mermado la producción de uva. Aunque se prevé una pérdida de entre el 10 % y el 50 % según la zona, técnicos y viticultores confían en obtener un fruto de buena calidad. Además de las enfermedades, factores como la orografía, el granizo y la fauna salvaje han afectado tanto a los viñedos que algunos productores se verán obligados a comprar uva para poder elaborar vino.

Afectación del mildiu. / Joan Mora
Si empezamos esta radiografía por la Serra de Tramuntana, las plagas que afectan a las viñas no solo han mermado las expectativas de los viticultores, sino también la producción de uva que, a partir de la vendimia, se destinará a la elaboración de vinos locales. No obstante, se espera que este año las plantaciones proporcionen una cosecha media, aunque con un fruto de muy buena calidad. Así lo prevé Sergio Navarro, ingeniero agrónomo y enólogo encargado del control fitosanitario de diversos viñedos ubicados en la Serra, además de supervisar la producción del vino en bodega. Navarro estima que las distintas plagas que afectan al viñedo provocarán una pérdida de entre el 10% y el 50% de la uva, según la zona y el grado de expansión de los hongos. Según explica, las lluvias registradas durante la primavera lograron acabar con el estrés hídrico de muchos viñedos, pero esas mismas precipitaciones favorecieron la propagación de plagas como el mildiu o el oídio, que han ocasionado una considerable merma en la producción. Las lluvias permitieron «cubrir las necesidades hídricas» de las viñas, propiciando un crecimiento vegetal vigoroso durante estos meses. Sin embargo, también abrieron la puerta a los hongos. El mildiu fue el primero en aparecer: «Tras episodios de lluvias muy seguidas, entró con virulencia en los viñedos». Esta plaga ataca principalmente las hojas y los racimos en sus fases iniciales. Ahora, con el calor del verano y la escasa humedad ambiental, su presencia ya no representa una amenaza.No ocurre lo mismo con el oídio —conocido también como «cendrada»—, que irrumpió a finales de la primavera, cuando las temperaturas aún eran suaves. Este hongo recubre los granos con un polvo grisáceo que daña la uva y compromete parte de la cosecha.
Navarro asesora explotaciones vitivinícolas en puntos tan distantes de la Serra como Alaró, Banyalbufar, Puigpunyent o Selva. Asegura que las plagas afectan con mayor intensidad a las variedades locales, «al ser más sensibles», lo que provocará «una merma en la producción, pese a que inicialmente era superior a la de campañas anteriores». Aun así, destaca que la uva «será de buena calidad», porque «plagas como el mildiu afectan al volumen, pero no a la esencia del fruto».
Por su parte, Sebastià Aguiló es un pequeño productor local de Sóller que cultiva viña para consumo familiar. Coincide con Navarro en que «se espera una buena producción a pesar de los problemas con las plagas». Este apasionado de la viticultura destaca algunas peculiaridades de cultivar vid en la Serra. «Debido a la orografía, suelen ser pequeñas explotaciones, a diferencia del resto de Mallorca», señala. En el caso de Sóller, añade, «predominan las variedades francesas porque son las que mejor se adaptan a nuestro clima».
Además del frío y la humedad, Aguiló apunta que otro hándicap de cultivar vid en la Serra es la falta de sol, un factor que favorece la aparición de hongos en las variedades autóctonas. Por eso, en su viña cultiva Syrah, Merlot y Cabernet Sauvignon, cepas que soportan mejor las condiciones del entorno.
Como ha explicado Navarro, la producción dependerá de la zona. Isabel Alabern, copropietaria de Bodegas Son Puig, lamenta que la vendimia de este año será «muy mala», obligándola a comprar uva por primera vez en mucho tiempo. El granizo del 16 de abril dañó gravemente las viñas justo en el momento más delicado del brote, haciendo que las plantas, para sobrevivir, dejaran de producir fruto. Y es que se llegaron a acumular hasta cuatro dedos de granizo. Aunque a simple vista las viñas parecen sanas, casi no hay uva, con una pérdida de más del 90% de la producción habitual. «Es una ruina», lamenta a la vez que matiza: «Es una doble pérdida porque no podré producir mi propia uva y, por otra, deberé comprar el fruto a otro viticultor que es mucho más caro». A esto, prosigue, se suma una fuerte presencia de oídio. «La vendimia será mala, igual que ya lo fue el año pasado que sufrí un ataque de cabras, palomas torcaces , mapaches y mosquito verde. Perdí el 70% de la producción. «En la Serra, además debemos luchar contra la proliferación de cabras, mapaches y aves propias de nuestra ubicación cerca del mar», lamenta.
Rafel Vidal de las Bodegues Vidal Serra es viticultor en la zona de Santa Eugènia y explica que el invierno lluvioso ha sido muy beneficioso para las viñas tras un año anterior muy seco, permitiendo una buena recuperación tanto en vegetación como en cantidad de uva. Sin embargo, las lluvias de principios de junio favorecieron un fuerte ataque de mildiu, que en algunos casos provocó hasta un 20% de pérdida de cosecha. A pesar de ello, la uva se presenta bien y con el peso adecuado. Actualmente, el principal desafío es el mosquito verde, una plaga cada vez más común que daña las hojas, impide la fotosíntesis y compromete la correcta maduración del fruto. Afortunadamente, no han registrado presencia de oídio por el momento.
Joan Oliver, viticultor en la zona de Felanitx, comenta que las viñas están relativamente bien, con las plagas bajo control y solo una presencia moderada de mildiu, aunque en algunas fincas de la isla ha causado grandes pérdidas. La primavera fue menos lluviosa en su zona, lo que ha limitado el desarrollo del mildiu, pero también ha provocado que la viña sufra con las altas temperaturas actuales. No hay un exceso de uva, y la cosecha se perfila como normal o algo baja. El mayor reto ahora es el mosquito verde, una plaga cada vez más extendida en la última década, cuyos tratamientos son costosos y que afecta gravemente la fotosíntesis, impidiendo una correcta maduración del fruto. También se mantienen alerta ante la posible aparición de oídio.
Por otra parte, cabe remarcar que una de las novedades que marcará la vendimia 2025 será la puesta en marcha de la cartilla digital. Esta medida, impulsada por la IGP Vi de la Terra Mallorca, busca avanzar en la digitalización del sector vitivinícola, facilitar las auditorías del Consell Regulador y reducir el uso de papel, lo que la convierte en una acción sostenible e innovadora, bien recibida por los viticultores.
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