Historia
Esplendor y decadencia del Casino de Calvià: del show de Muhammad Ali a fiestas clandestinas
El complejo, que llevaba abandonado desde hace años y que ahora se reconvertirá en un hotel, fue un símbolo de la Mallorca del 'boom' turístico, pero las nuevas tendencias del juego provocaron una progresiva pérdida de rentabilidad que desembocó en su traslado definitivo a Porto Pi

Cuando la ruleta giraba en el Casino de Calvià / DM
El complejo del antiguo Casino de Calvià, que será objeto de un cambio urbanístico para permitir un uso turístico, comercial y sanitario, se erige hoy como un símbolo decadente de una época de Mallorca que ya no existe más, el de las primeras décadas de esplendor turístico. Las décadas del turismo de alto poder adquisitivo, del glamour y de los grandes espectáculos musicales. La época de explosión del juego en España, cuando la ruleta y el póker estrenaban la democracia a golpe de azar.

La historia del Casino de Calvià, en imágenes / DM
Esos eran años en que las celebridades se acercaban hasta este rincón de la urbanización Sol de Mallorca, para disfrutar de ese templo del juego, que a su vez era una de las principales salas escénicas de la isla. La leyenda dice que hasta Frank Sinatra, el mítico cantante, se dejó ver por allí. El recinto también llegó a acoger algún que otro evento deportivo que más de 40 años después aún se recuerda en el municipio.
En junio de 1979, uno de los boxeadores más grandes de la historia, Muhammad Alí (cuyo nombre original era Cassius Clay, antes de convertirse al islam), aterrizó en Mallorca para participar en una exhibición contra un antiguo rival, Jimmy Ellis.

Anuncio aparecido en Diario de Mallorca por el combate de Ali / DM
Fueron apenas cinco asaltos de dos minutos cada uno, precedido por una declaración de amor de Alí a su compañera, con quien subió al ring. Allí, proclamó: “Detrás de todo gran hombre, siempre hay una gran mujer”. Tras el amoroso gesto, hubo un intercambio de golpes fugaz, amistoso y contenido (de hecho, Ellis llevaba un protector de cabeza), salvo algún pequeño ‘pique’ hacia el final de la pelea . Ponía así fin a su estancia fugaz en Mallorca (apenas 24 horas), por las cuales cobró cuatro millones y medio de pesetas de aquel entonces (unos 27.000 euros).
Final del franquismo
El Casino Mallorca había abierto en la década de 1970, aprovechando el boom turístico de la isla y, sobre todo, el nuevo contexto normativo tras el final del franquismo. En 1977, en pleno aperturismo, se promulgó la primera Ley del Juego, que legalizaba los casinos, las salas de bingo y las loterías. En ese momento, el Casino era uno de los pocos lugares de juego autorizados en Mallorca y atraía a turistas adinerados.
Con los años el Casino se consolidó como un lugar de celebración de todo tipo de eventos multitudinarios, desde galas de premios hasta actos de partidos políticos, tanto de la izquierda como de la derecha. Sin embargo, los nuevos tiempos, definidos por la irrupción de las apuestas online, la aparición de numerosos salones de juego y la lejanía respecto a Palma acabaron jugando en su contra, hasta el cierre definitivo en 2011 y su traslado al centro comercial Porto Pi.
La decadencia
A partir de ese momento, se escribió otra historia del Casino. La de su decadencia. La dejadez se adueñó del recinto, situado paradójicamente en una de las urbanizaciones más exclusivas de la isla: Sol de Mallorca. El paso del tiempo dejó un reguero de grafitis, basuras e instalaciones deterioradas, que, sin embargo, mantenían el encanto suficiente para atraer a numerosos aficionados a recorrer lugares abandonados de la isla.
En algunos de esos recorridos, publicados en Youtube, se puede ver todavía cómo estaban los manteles puestos en algunas mesas. Sillas amontonadas. Mandos de luces. La sala de monitores donde se controlaba todo lo que sucedía en las mesas de juego. Los vestuarios. Todo un universo del pasado que aparece casi intacto, como una escena postapocalíptica.
En 2022, el Casino saltó a los medios por una fiesta. No como aquellas glamourosas de sus orígenes. La Guardia Civil y la Policía Local tuvieron que intervenir ante la celebración de una ‘rave’, una fiesta clandestina. Fueron identificados 25 participantes en la fiesta, entre ellos el promotor de ésta, que fue denunciado por vulnerar la Ley de Espectáculos.
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