Lletra menuda

Una urgencia convertida en tardanza

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Palma

Hace tiempo que los vecinos de sa Pobla dejan correr el agua que no pueden beber por desconfianza justificada. Es una inseguridad sanitaria que ahora se actualiza a base de nueva sobredosis de nitratos y que vuelven a convertir al grifo en enemigo público reincidente. En estas condiciones, la «urgencia» municipal sobrevenida y la falta de intervención autonómica para dignificar el agua de sa Pobla tienen el eco de la ofensa a la ciudadanía porque no hay nada nuevo, pero si antiguo, en la red de abastecimiento del municipio.

El gobierno de los nitratos en las canalizaciones pobleres viene de lejos, sin que haya sido domesticado de forma pareja a la escasez generalizada del agua y al incremento de la demanda. El propio alcalde, Biel Ferragut, viene a reconocer que no se ha tenido en cuenta el aumento poblacional alentado durante los últimos años. Más vecinos para una potabilizadora vieja que ni siquiera tiene las membranas en condiciones. Una conexión de la red local con la principal de Crestaix para poder obtener suministro de la desaladora de Alcúdia se contempla, se acaricia, de momento solo sobre el papel, como solución para poder diluir los nitratos en mayor cantidad de liquido. Agua desalada con agua contaminada. No es alternativa muy cristalina para calmar la sed de calidad sanitaria. El paladar deberá rebajar sus cualidades.

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