Un subinspector acusa al exjefe de la Policía de Capdepera de acoso laboral: “Me destinó a Canyamel, aquello fue un destierro, un confinamiento, un escarnio público”
El agente perjudicado declara en el juicio en la Audiencia de Palma: “Estuve de baja, anímicamente estaba hecho polvo, yo me quería marchar de Capdepera”
El exinspector jefe acusado de coacciones niega los cargos ante el tribunal: “No fue decisión mía trasladarle a Canyamel, fue idea del alcalde; yo no le hostigué”

El exjefe de la Policía Local de Capdepera, acusado de coacciones, ayer en el juicio, que acabó suspendido en la Audiencia de Palma. / B. P.

“Un día después de darme de alta, él me hizo subir a su despacho y me notificó un escrito firmado por él que me destinaba a Canyamel, aquello fue un destierro, un confinamiento, un escarnio público. En Canyamel no había trabajo en esas fechas. El que ejecutó el hecho fue él, allí no estaba el alcalde”. Un subinspector policial acusó ayer al entonces jefe de la Policía Local de Capdepera de acoso laboral entre los años 2006 y 2010 en el juicio que se inició en la Audiencia de Palma.
“Él fue mi jefe durante ocho años. Yo empecé como policía en Capdepera en 1986. Ascendí a oficial en 1993 y fui jefe de la Policía Local hasta el 1 de septiembre de 2000 que él me sustituyó cuando se convocó una plaza por parte de Alcaldía. En noviembre de 2006 yo pedí un traslado a la Policía Local de Manacor para ocupar una plaza de subinspector. Me llamaron para decirme que esa plaza se había suspendido. No estuve trabajando ni un día en Manacor. Él ya sabía que se había suspendido la comisión de servicios”, manifestó el agente perjudicado.
“Regresé a la Policía Local de Capdepera y el primer día, cuando fui a abrir el despacho, la llave no entraba. El otro subinspector me dijo que se había montado allí la sala de atestados. Mi compañero sí que tenía llave. Yo, luego, cogía el coche y salía a patrullar, a cubrir servicios y los colegios. Los propios compañeros me preguntaban y tú qué tareas tienes”, se lamentó el policía afectado.
“Estuve de baja el 20 de noviembre de 2006, anímicamente estaba hecho polvo, yo me quería marchar de Capdepera. Era un éxito dejar aquello. Tuve que ser asistido por el médico cuando no pude ir a Manacor. También hablé con la alcaldesa de Artà porque necesitaban un jefe de policía. Y lo de Artà también se suspendió”, recordó el querellante ante el tribunal de la sección segunda.
“Cuando me reincorporé de la baja, no le vi, no me encomendó ninguna tarea. Luego, él me ordenó la destinación a Canyamel. Después de estar varios meses en Canyamel, regresé en junio de 2007. Entonces, no tenía ni la clave informática para acceder al ordenador. Yo tenía que escribir en mi casa las actuaciones o en casa de un compañero. Yo iba a su casa en un coche de policía. Mi jefe me dio la orden directa para que cogiera ese coche, el Ford Focus. Yo no sabía que ese vehículo tenía un GPS. Pensé que como no llevaba mampara y no se podía utilizar para realizar servicios, pues por eso él me dijo que cogiera ese coche”, explicó el afectado.
Le hizo un seguimiento
“En esas fechas, yo no tenía despacho ni donde estar en el cuartel. Era una situación hostil. Yo me dedicaba a dar vueltas, a patrullar y a cubrir los colegios. La primera noticia que tuve de que me había hecho un seguimiento fue cuando él presentó un dosier el 17 de marzo de 2008 en el registro del Ayuntamiento. Desde septiembre de 2007 a marzo de 2008, él jamás me preguntó por el uso del coche. Yo iba a casa de un compañero a redactar mis intervenciones, él me dejaba el ordenador”, aclaró el agente.
Al final, el subinspector, que ahora está jubilado, se marchó de Capdepera en mayo de 2010 y se incorporó a la Policía Local de Palma. De esta manera, finalizó su relación laboral con el entonces inspector jefe de Capdepera.
El exjefe de la Policía Local de Capdepera negó ayer en rotundo los cargos ante la Sala. “Yo no le hostigué; no fue decisión mía trasladarle a Canyamel, fue idea del alcalde”, destacó al inicio de la vista oral. La fiscalía le acusa de un delito continuado de coacciones por el que solicita una pena de dos años y tres meses de prisión con la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas.
“Yo no tenía ningún tipo de relación con él. En abril de 2008 se me suspendió en funciones por decreto de alcaldía y él me sustituyó. Se me suspendió porque dijo que había un desfalco millonario en la Policía Local. En noviembre de 2008 me incorporé en una oficina de turismo de Cala Rajada. Y en abril de 2009 me reincorporé otra vez como jefe de Policía de Capdepera. Entonces, él cesó. Ese mismo día, él se fue de vacaciones. En mayo me dijeron que estaba de baja. Desde abril de 2008 no lo he visto nunca más, no he tenido ningún tipo de contacto con él”, subrayó el encausado.
El exjefe recordó que en noviembre de 2006 el subinspector no pudo ocupar su despacho “porque se había reconvertido en sala de atestados; al alcalde le pareció buena idea ese cambio; no había ninguna intención de hostigarle”.
En cuanto al traslado a Canyamel, el acusado descargó también la decisión en el alcalde de entonces, Juan Ferrer Flaquer, del PP. “El alcalde me dijo que lo mandara a Canyamel, que no lo quería ver en Capdepera. No fue decisión mía trasladarle. No fue idea mía, fue del alcalde”, remarcó el exinspector jefe.
“Con lo de la clave informática no tengo nada que ver. Había muchos policías y pocos ordenadores. Le dije que hablara con el informático para que le diera de alta”, alegó el sospechoso, quien admitió que realizó un seguimiento al subinspector porque siempre se iba a casa de un amigo, de otro policía. “De ocho horas, siete estaba parado frente a la casa de este policía amigo. Él empleaba un vehículo de policía con GPS. Cogió ese coche porque era el que él quería, cogió el más moderno, el más nuevo, como siempre hacía”, concluyó el encausado.
Su abogado defensor planteó como cuestión previa que los hechos ya han prescrito, extremo al que se opuso tanto el fiscal como el letrado de la acusación particular.
A mitad de declaración de la víctima, el juicio se suspendió porque uno de los miembros del tribunal se percató de que había participado en un auto anterior en el que se revocaba el sobreseimiento provisional de la causa y se acordaba su continuación, por lo que indicó que debía abstenerse de enjuiciar los hechos. Así pues, todo lo actuado ayer se anuló y se volverá fijar una nueva fecha de juicio con otro tribunal. Este caso ya ha sufrido otras suspensiones en años anteriores.
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