Lletra menuda

El caos de los trastos en ‘fora vila’

Tres sofás han sido arrojados al torrente de Almandrà, en Lloseta

Tres sofás han sido arrojados al torrente de Almandrà, en Lloseta

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Lo de abandonar y acumular todo tipo de enseres en las zonas rurales viene de lejos. Antes podía explicarse, y no tanto justificarse, por la ausencia de lugares de depósito o la carencia de servicios de recogida a domicilio, pero estos extremos se han ido solventando en buena parte y de forma progresiva. Sin embargo, siguen produciéndose escándalos, algunos de ellos mayúsculos, como los vertidos en el torrente de Almadrà, junto al polígono de Lloseta. Es la manifestación de que el incivismo y la irresponsabilidad medioambiental pesan más que la norma y los medios protectores.

Falta vigilancia, didáctica, además de sanción efectiva y sobra movilidad de basuras para cómodo abandono furtivo. No podemos quedamos tampoco solo en el descaro de los grandes vertidos como los periódicos en Lloseta o el de los escombros del Hotel Formentor, por ejemplo. Fora Vila, en cualquier punto de Mallorca, está plagada de viejas caravanas estáticas, somieres a modo de barrera, cobertizos de latón y objetos de lo más insospechado. Resulta difícil asociar este fenómeno al reciclaje. Es el trasvase, la colonización urbano de lo rural, que impone huella y cicatriz al medio natural y a la agricultura. Los ayuntamientos y el Consell no han aprendido todavía a escandalizarse tanto y a reaccionar ante estos abandonos de baja intensidad pero también dañinos.

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