Lletra menuda
El drama y la picardía no se okupan

Los ‘okupas’ en los jardines del Neptuno II. / T.C.
La okupación se ha instalado en los establecimientos hoteleros y han saltado todas las alarmas. Hasta ahí podíamos llegar. El turismo no se toca en su tierra prometida de Mallorca. Su fachada debe permanecer impoluta. Lo ocurrido en el Sol i Mar de Cala Bona y ahora en el Bellevue de Port d’Alcúdia no es un fenómeno nuevo. Son varias vueltas de tuercas más sobre una problemática mayúscula que no hay forma de okupar con acierto y dignidad, la falta de vivienda y la de los parásitos y desaprensivos que se aprovechan de la vulnerabilidad de gentes de buena fe.
«No se puede consentir la violación de la propiedad privada», ha sentenciado la Federación Hotelera. Efectivamente, hace tiempo que lo dicen muchos particulares con casa okupada y nadie les hace caso. En paralelo, demasiados trabajadores piden techo y alquiler asequible. La Policía observa, los Servicios Sociales mueven papeles y los políticos dibujan zonas tensionadas. No basta para levantar un hogar.
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